La muerte de Mon y su relación con Horacio

Aquí en la capital yo no corro peligro. La caminaría toda a pie y no me pasaría nada, porque los capitaleños me quieren. En donde tengo enemigos y pudiera pasarme algo, es en Moca”. Cuando el presidente Ramón C&aac

Aquí en la capital yo no corro peligro. La caminaría toda a pie y no me pasaría nada, porque los capitaleños me quieren. En donde tengo enemigos y pudiera pasarme algo, es en Moca”. Cuando el presidente Ramón Cáceres (Mon) pronunció estas palabras, registradas en el museo erigido a su nombre, en Estancia Nueva, de su natal Moca, el plan para matarlo cobraba fuerzas.Ya Luis Tejera y su grupo, afín al ex presidente Horacio Vásquez, habían determinado darle muerte al hombre que, como quiso, se convirtió en el último presidente machetero de la República Dominicana. Finalmente, lo mataron un día como hoy, del 1911. Y fue en la capital, donde nunca imaginó el funesto final de sus días, y cuando casi agotaba el período de seis años de gobierno.

Cien años después de la muerte de Mon, persisten aun algunas interrogantes en torno a  uno de los acontecimientos de mayor trascendencia en la historia política local, como qué tan enterado estaba su primo hermano Horacio Vásquez del plan para aniquilarlo.

Primo hermano, porque Ramón Cáceres era hijo de Remigia Vásquez, hermana de Basilio Vásquez, padre de Horacio.

El padre de Mon fue el ex presidente Manuel Altagracia Cáceres, igualmente asesinado el 17 de septiembre del 1878.

La familia Cáceres nunca hizo públicas sus aprehensiones sobre el deterioro de las relaciones de Horacio y Mon. Los vínculos filiales y posteriormente políticos de estos dos hombres eran tales, que  planificaron juntos la muerte del dictador mocano Ulises Heureaux (Lilís), consumada el 26 de julio del 1899. Hay quienes sitúan la participación de Mon en la muerte de Lilís en dos vertientes fundamentales: el asesinato de su padre en la era de la tiranía, y haberse enterado de que Lilís intentaba darle muerte a Horacio, a quien se dice quería igual que a un hermano. “Yo no diría tajantemente que Horacio participara (en la muerte a tiros de Mon). Horacio fue un hombre de carácter un poco débil, y eso tal vez pudo dar motivos para que su gente se sintiera sin control. Su gente, me refiero al grupo que participó, encabezado por Luis Tejera”, apunta Mario Cáceres, nieto de Mon. Antes de que mataran a Mon, Horacio había viajado al exterior.

Aunque es por todos conocidos que Tejera y los demás complotados eran parciales de Horacio Vásquez, la familia Cáceres apunta más los cañones de responsabilidad hacia Tejera, considerado el principal conspirador del asesinato de Mon, con quien arrastraba insalvables resentimientos. Luis Tejera y Mon chocaron de frente, cuando el presidente malogrado se enteró de que el hombre que impulsó su asesinato tenía planes de matar al presidente Carlos Felipe Morales Languasco, de quien Mon fue vicepresidente.

Tejera fue ministro de guerra en el gobierno de Morales Languasco (1903-1905), período en el que planificó darle muerte, de no ser por la intervención oportuna y valiente de Mon Cáceres.  Este momento marcaría el enfriamiento de las relaciones entre Mon y Tejera, que terminó con el asesinato del hombre que gobernó el país desde Moca y que solo viajaba a la capital a resolver asuntos apremiantes de su administración. “En conclusión, el grupo que participó en la muerte de Mon Cáceres tenía sus simpatías y sus vínculos con Horacio. Sí, no hay dudas. Pudo haber sido que (Horacio) estuviera enterado, pero de que participara o que consintiera el hecho, uno no puede asegurar nada”, puntualiza don Mario, hijo de Ramón Arturo Cáceres, el mayor de los hijos de Mon. Pero al margen de cualquier valoración, cierto es que las relaciones de Mon y Horacio no eran las mismas que cuando corrían por los patios de Estancia Nueva.

En 1909, Horacio se marchó al extranjero y pronunció un manifiesto en contra del gobierno de Mon, agudizando más todavía los vínculos entre ambos. “Ha quedado la inquietud entre la familia y una gran parte de la población dominicana. Ha quedado la duda o el sentir de si Horacio dio consentimiento a eso o no lo dio”, apunta Mario.

“Como existió diferencia de caracteres entre Mon y Horacio, así también existen diferencias entre las dos familias, los Cáceres y Vásquez, hoy en día, incluso”, admite. Don Mario forma parte de los 30 nietos que tuvo Mon, aunque el mandatario no conoció a ninguno. Desde el pasado 26 de julio, la casa donde Mon vivió su infancia y utilizó como despacho presidencial, es un museo  ideado para preservar parte de sus pertenencias, como espada, banda presidencial, muebles e incluso pieza de la cama usada como mortaja.

La casa conserva el mismo diseño,  con ligeras modificaciones. Las puertas y ventanas son las mismas que cuando fue construida. En su interior hay fotografías  que recrean momentos en la vida de la familia Cáceres.

El presidente Mon tuvo once hijos y 30 nietos

Al momento de su muerte, Mon tenía 45 años de edad.  Casó con Narcisa Ureña Valencia y procrearon 11 hijos; el mayor, Ramón Arturo Cáceres, tenía 13 años. Solo le sobrevive una hija, Ana Idalia, quien en agosto pasado arribó a cien años. Tenía tres meses cuando mataron a Mon.

Vive en la capital. Para hoy, en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Moca, donde se encuentran sepultados los restos de Mon Cáceres, habrá una misa para recordar el 100 aniversario de su asesinato, organizada por sus parientes y el comité de rescate de sus ideales.

Con sus altas y bajas, el gobierno de Mon Cáceres es considerado por muchos como uno de los mejores valorados del país.

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