Música para sus oídos, no para sus bolsillos

En el 1999, el compositor Fernando Arias recibió un cheque de US$32,000 por la liquidación de los derechos de autor de las canciones “No me conoces” y “Suceden”, incluidas en el álbum Contra la corriente que pu

En el 1999, el compositor Fernando Arias recibió un cheque de US$32,000 por la liquidación de los derechos de autor de las canciones “No me conoces” y “Suceden”, incluidas en el álbum Contra la corriente que publicó Marc Anthony en octubre del 1997. Hoy, esta es una cifra astronómica que no se compara con los pírricos desembolsos que reciben los autores en tiempos más productivos para la piratería.

Arias es un compositor de larga trayectoria que inició conjuntamente con Cheo Zorrilla a mediados de los años 70, con una producción inminentemente honrada por salseros como Oscar de León (“Tiempo”, “De mañana” y “Me venciste”), Tommy Olivencia (“Deje señora”, “Mujer de cartón”) e Ismael Miranda (“Como locos” y “Es más”). Pero hoy el negocio de la música es otra cosa. “No es lo mismo. La piratería ha diezmado los ingresos que antes recibía un compositor, tanto por derecho de ejecución como por la venta de los discos”, dice con lamento boliviano Arias en entrevista con elCaribe.

El veterano compositor vive hoy más de la venta de seguros, cuya gestión realiza desde la comodidad de su hogar donde tiene instaladas sus oficinas.

El de Fernando Arias, ganador del Premio Casandra en el 1999 como Compositor del año, no es el único caso de autores que han tenido que diversificar sus tareas para sobrevivir. La reconocida compositora Alicia Baroni, una de las mujeres más prolíficas en la música popular, se desempeña como educadora en el Politécnico Movearte, donde trabaja con jóvenes y niños en este campo.

Productora artística, educadora, trabaja en la producción de jingles, principalmente en el área de la política (“para cualquier partido”, recalca). “Entre los años 96 y 99 tuve los años más productivos económicamente por el concepto del pago de regalías de derechos de autor. En estos tiempos, la música que más suena es la urbana, la bachata, y mi fuerte es la salsa”, sostuvo la autora.

Una grande entre los hombres

En los años 90 Alicia Baroni tuvo su época de oro, no sólo en términos económicos, sino también por parte de la Asociación de Cronistas de Arte que reconoció su gran popularidad, otorgándole por tres años consecutivos el Premio Casandra como Compositora del año, en el 1996, 1997 y 1998. “Fueron tiempos inolvidables, en los que salsas como “Esperándote”, de Tito Rojas; “Uno se cura” y “Deseo”, de Raulín Rosendo y “Cuánto te amo”, de Anthony Cruz lograron una gran pegada”, manifestó Baroni.

En la actualidad, Alicia busca retomar el auge que tuvieron sus canciones en los años 90. El merenguero Rafely le grabó “Cuando nos falla el amor”, canción que escribió con su esposo José Peguero. Destacados merengueros han inmortalizado sus creaciones: Sergio Vargas con “Mala memoria” y Fernandito Villalona le grabó “No me dejan verla”. La suya ha sido una trayectoria “que suma alrededor de 80 canciones grabadas por artistas dominicanos y extranjeros, con una producción más numerosa en la salsa que en otros géneros, como la balada, el bolero y el merengue”, manifestó.

Aún recibe periódicamente la liquidación por parte de  la Sociedad General de Autores, Compositores y Editores Dominicanos de Música, pero para los de su campo, ya no es lo mismo. Ni volverá a ser.

Un cantautor en el servicio público

“Apocalipsis” y “Los hombres de rabia lloran” son dos de las canciones más populares compuestas por Cheo Zorrilla, internacionalizadas por el puertorriqueño Danny Rivera. Le grabaron estas piezas en los años 70, definitivamente otra época; hoy, el artista nacido en Tamayo, comparte su afición artística con su empleo en el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC). “Se me secó la piel”, “En mí más amor no cabe” (nominada al Casandra como Tema del año en el 1985) y “Antes”, son de su producción.

El diputado que le puso música a la política

Manuel Jiménez no había recibido un cheque con cifra de cinco dígitos hasta que Ana Belén le grabó “Derroche”, una canción que le reportó beneficios significativos. Pero sus ingresos por estos conceptos se dispararon favorablemente, cuando el súper vendedor de discos Julio Iglesias hizo otra versión de la canción.

Cuentan, que el hoy diputado por el Partido de la Liberación Dominicana, aún recibe liquidaciones de sumas superlativas por los derechos de esa única canción que ha recorrido el mundo.

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