Nuevas filtraciones en EEUU

El mundo ha reaccionado sorprendido con las revelaciones del joven empleado de una prestadora de servicios a las agencias de seguridad de los Estados Unidos, para vigilar las llamadas nacionales e internacionales. En República Dominicana probablemente&#8

El mundo ha reaccionado sorprendido con las revelaciones del joven empleado de una prestadora de servicios a las agencias de seguridad de los Estados Unidos, para vigilar las llamadas nacionales e internacionales. En República Dominicana probablemente esa noticia no cause ninguna sensación más allá de los medios, que no pueden marginarse de un hecho que estremece el gobierno norteamericano e irrita a sus pares de Europa y otras latitudes.

¿Por qué los dominicanos apenas se reirían de la noticia? Simplemente, el fisgoneo de ciertos estamentos a los particulares connotados ha sido una práctica común, con el agravante de que el mismo también es utilizado por particulares, de manera grosera y mercurial. De hecho, en el país existen “instituciones”, “individuos consagrados” que los poderes respetan como tales. En algunos casos, hasta les temen.

Pero el caso que nos ocupa, el ciudadano Edward Snowden, justifica su decisión en su profunda convicción de que se violaban los derechos fundamentales de los ciudadanos establecidos en la Constitución de su país. Obviamente, se plantea el conflicto ético en que un hombre contratado para servir a una compañía comprometida con la seguridad de la nación divulgue información de alta sensibilidad. Hasta ahora, no hay evidencias de que Snowden respondiera a motivaciones económicas o a intereses de otros países, lo que sin embargo no lo libera de una necesaria investigación de parte de las autoridades, que nueva vez son puestas en ridículo, como ocurrió con los papeles de Wikileaks, o antes, con la filtración de los papeles del Pentágono, en 1971, que mostraban que el presidente Lyndon B. Johnson había mentido sobre el desempeño norteamericano en Vietnam.

Estados Unidos tiene los instrumentos legales para manejar esos casos, como la Ley Patriótica, pero al mismo tiempo queda en tela de juicio como “líder mundial” en materia de  derechos individuales.

Los dominicanos, que sufrimos de delirio de persecución por los años aquellos, debemos entender que todo el tinglado cibernético aterriza en algún lugar del planeta.

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