El proceso de renovación generacional de la Iglesia católica continuará el próximo año debido a que tres obispos rebasarán los 75 años de edad.
A estas tres renuncias, cuyas diócesis quedarán vacantes, se le suma el nombramiento de los obispos correspondientes a dos que actualmente están bajo la rectoría de un administrador diocesano y uno apostólico, debido a la renuncia de su obispo por razón de edad, y por la promoción a otra categoría.
El Código de Derecho Canónico, en su artículo 401, numeral 1 establece que “al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”.
Los obispos que deberán presentar su carta de renuncia al papa Francisco el próximo año, son monseñor Fausto Mejía, obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís, quien cumple 75 años el próximo 15 de diciembre.
También deberán presentar renuncia monseñor José Dolores Grullón Estrella, obispo de San Juan de la Maguana y monseñor Gregorio Nicanor Peña, obispo de la diócesis de La Altagracia, ambos cumplen los 75 años, el próximo 2017, edad a partir del cual el Vaticano solicita a los obispos diocesanos presentar su renuncia como obispo titular, según el Código de Derecho Canónico.
Diócesis vacantes
Desde abril del año 2015, cuando el papa Francisco nombró a monseñor Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, arzobispo metropolitano de la arquidiócesis de Santiago, la diócesis de Baní quedó vacante.
Actualmente esta diócesis se encuentra bajo la responsabilidad del padre José Ulises Botello, nombrado administrador diocesano, hasta que sea nombrado un nuevo obispo en dicha diócesis.
También está vacante la diócesis de San Pedro de Macorís, cuyo administrador apostólico es monseñor Rafael Leónidas Felipe Núñez, obispo emérito de la diócesis de Barahona, nombrado por el papa Francisco el pasado 10 de septiembre.
