Observar en vez de mirar

En un sólo partido todos pudimos ver lo que esperábamos de esta serie final de la NBA. Si antes de iniciar el match habíamos colegido que iba a ser uno cerrado, esa percepción quedó claramente reforzada tras el primer encuentro que terminó en…

En un sólo partido todos pudimos ver lo que esperábamos de esta serie final de la NBA. Si antes de iniciar el match habíamos colegido que iba a ser uno cerrado, esa percepción quedó claramente reforzada tras el primer encuentro que terminó en una apretada victoria de los Spurs de San Antonio.

Soy de opinión que los dos equipos jugaron baloncesto decente, pero es obvio que se busquen miles de aristas desde la parcela perdedora, es lo natural. Siempre habrá una razón por la que un equipo pierde, pero no siempre es porque jugó mal.

Miami jugó bien ese primer choque, pero San Antonio, sencillamente estuvo mucho mejor.

Las personas piensan que el plan de juego que un determinado dirigente o equipo tiene para un partido termina siempre empleándose al pie de la letra, y no es así.

El hecho de que fuera LeBron James el que tomara 18 rebotes y no Chris Bosh, por su condición de centro, no significa que existe un fallo dentro de los Heat.
Prefiero admirar el talento de LeBron para hacer eso o la capacidad de San Antonio para alejar de su propia canasta a los hombres altos de Miami, Bosh incluido.

San Antonio no perdió balones. Se mantuvo en el juego y por más que Miami tomaba una cómoda ventaja, su dirigente Gregg Popovich se las arregló para reagrupar a su escuadra una y otra vez. Siempre lo he dicho, en esa tropa texana cada miembro, por menos importante que sea, cumple su rol a cabalidad.

Voy a plantar algo que entiendo puede reforzar el argumento anterior y muy probablemente más de uno de ustedes también se ha percatado de ello durante los partidos a través de la televisión. Hay un armador reserva, Patty Mills, que nunca entra a cancha, pero que rara vez está sentado en la banca.  Mills es como una especie de jefe de la banca. No juega y, aparentemente, no le importa, pero anima y agita esa toalla como el mejor. Su efervescencia y grado de compromiso para con el equipo es digno de admirar. Ese es su rol. Eso no sale en los “box score”, ni tampoco en los periódicos, pero hace que San Antonio funcione como lo que es: un gran equipo. Denle el crédito.

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