Para usted ser un grande, sin importar a qué actividad se dedique, la cabeza fría es vital, parte importante.Probablemente el mayor logro de los cabeza-calientes es terminar como el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer, el espejo para que muchos vean lo que pudo ser, pero no fue.
Esta temporada Kobe Bryant ha dado tremendas señales de madurez con los Lakers. Para ser un hombre con una reputación poco agradable en términos de ser odioso con los compañeros y egoísta en exceso, el cinco veces campeón se ha vestido de amigo, profesor y facilitador.
Ha evitado criticar a sus compañeros. Mire que Andrew Bynum ha jugado todos los números para ganarse el “galloloco” del año. Aun así, Bryant lo ha defendido, como si se tratara del comienzo del pase de bastón de mando en la franquicia.
Mientras estuvo lesionado para finales de la vuelta regular, fue un asistente más en la banca, desde donde aportaba sus vastos conocimientos del baloncesto.
Ahora en la postemporada ha dado señales de confiar en su tropa en momentos vitales. Sigo creyendo que los intentos al aro de la llamada hora cero le pertenecen, pero es bueno saber que si es imposible tirar con dos y tres defensores encima, Kobe estará dispuesto a pasarle la pelota al hombre abierto, tal y como sucedió con Steve Blake en el partido del domingo ante los Nuggets en Denver.
Bryant quiere su sexto anillo, algo que nadie ha logrado con el uniforme de los Laguneros. Eso indica estar en el mismo grupo de Michael Jordan, lo que se traduce en palabras mayores. La empresa es difícil. Oklahoma y San Antonio son superiores a sus Lakers.
Pero aun le queda en el tanque y en un futuro inmediato sus aportes en otros aspectos, valen más de lo que se piensa.
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De buenas a primeras Dean Treanor es el principal candidato para dirigir a los Tigres del Licey… ¿Es el Treanor-Ball, como se le conoce a su estilo, la salvación del club? Permítame dudarlo…Dirigir en la capital, donde al igual que en Santiago la meta es ganar, requiere de muchas cualidades.
