El 12 de abril, en la arena del MGM Grand del hotel MGM de la ciudad de Las Vegas, Nevada, Manny Pacquiao -y lo expongo de manera cruda, categórica-, va a demostrar que sigue siendo un terror en el cuadrilátero.
Me refiero al compromiso que tiene frente al invicto púgil estadounidense Timothy Bradley a quien le disputará el cetro welter que avala la Organización Mundial de Boxeo.
Pacquiao y Bradley cruzarán guantes por segunda vez… van a la pelea de revancha autorizada por el comité de campeonatos mundiales de la OMB.
El estelar peleador filipino tiene, como lo expuse en trabajo publicado en este diario, que enseñar todas sus garras. ¡Y pulverizar a Bradley!
Cuando el ocho de diciembre del 2012, también en Las Vegas, Pacquiao fue sorprendido -con duro y corto recto- por Juan Manuel Márquez, se comenzó a especular con su salud.
Incluso hasta se dio a conocer un informe médico en el que se afirmaba que “daba síntoma de comenzar a sufrir el mal de Parkinson”.
Aquello fue una irresponsabilidad médica. Un médico de Filipinas fue el encargado de echar a correr la terrible y falsa noticia.
Pero además, expertos llegaron a decir que “ya Pacquiao ha perdido facultades. El nocaut recibido de Juan Manuel Márquez prácticamente lo ha sacado del boxeo”.
¡A ganar!
Cuando se pactó la pelea con Brandon Ríos -montada en la ciudad de Macao, China, el 23 de noviembre del pasado año- los críticos de Pacquiao no le daban posibilidades de triunfo.
Pero Pacquiao cayó todas esas bocas al ofrecer una exhibición de buen boxeo y salir airoso, de manera cómoda, ante un rival peligroso como lo es Ríos.
Pacquiao debe ganar, a como dé lugar, esta pelea. Una pelea de capital importancia para su futuro inmediato.
Se espera que en este segundo pleito con Bradley, el filipino esté más decidido. Que no le dé tregua al afortunado Bradley.
Se observa que Pacquiao estará contundente.
