El pasado 15 de enero, en Audiencia General, el papa Francisco destacó la importancia de las madres en la familia, la sociedad y la Iglesia. Fue un discurso corto, pero preciso, digno de uno de los pontífices que, a pesar de su poco tiempo en la Santa Sede, ha revolucionado para bien el pensamiento social de la Iglesia.
Cuando leí el texto, recordé aquella famosa frase de León Tolstoi: “Madres, en vuestras manos tenéis la salvación del mundo”. De las palabras de Su Santidad me encantó que citara al siempre recordado monseñor Oscar Arnulfo Romero, hoy beato, quien dijo que las madres viven un “martirio materno”. Las madres padecen como nadie el sufrimiento de sus hijos; pero también podríamos afirmar que las madres viven una “felicidad materna”, pues disfrutan como nadie el éxito de sus hijos.
El próximo domingo celebramos el Día de las Madres. Un abrazo a todas las madres dominicanas, en especial a las que cumplen su misión en silencio y con limitaciones de todo tipo, a esas “desconocidas gigantes que no hay libro que las aguante”, como nos canta Silvio Rodríguez. Mis respetos por igual a otra gran madre: la madre tierra. Me permito entregarles las reflexiones del papa Francisco que más me gustaron.
“En la familia está la madre. Toda persona humana debe la vida a una madre y casi siempre debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva, de la formación humana y espiritual. Pero la madre, aún siendo muy exaltada desde el punto de vista simbólico -tantas poesías, tantas cosas bellas que se dicen poéticamente de la madre- es poco escuchada y poco ayudada en la vida cotidiana, poco considerada en su rol central en la sociedad”.
“Al centro de la vida de la Iglesia está la Madre de Jesús. Quizás las madres, dispuestas a tantos sacrificios por los propios hijos y a menudo también por aquellos de los otros, deberían ser más escuchadas. Sería necesario comprender más su lucha cotidiana para ser eficientes en el trabajo y atentas y afectuosas en familia… Una madre con los hijos tiene siempre problemas, siempre trabajo”.
“El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero decía que las madres viven un “martirio materno”. Sí, ser madre no significa sólo traer al mundo un hijo, sino es también una elección de vida: ¿qué elige una madre? ¿Cuál es la elección de vida de una madre? La elección de vida de una madre es la elección de dar vida”.
“Una sociedad sin madres sería una sociedad deshumana, porque las madres siempre saben testimoniar, incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral”.
Maravillosas las palabras del papa Francisco.
