El Papa y los medios de comunicación

El papa Francisco, quien desde su elección como Sumo Pontífice ha demostrado ser un hombre que ha traído ideas distintas para  transformar a una Iglesia católica que está obligada a ser distinta, ha estremecido a los medios de comunicación…

El papa Francisco, quien desde su elección como Sumo Pontífice ha demostrado ser un hombre que ha traído ideas distintas para  transformar a una Iglesia católica que está obligada a ser distinta, ha estremecido a los medios de comunicación de todo el mundo al decir que en los medios de comunicación impera la calumnia, la difamación y la desinformación.

Cuando usted escucha esas duras palabras, en voz de un hombre muy prudente y muy decente, es porque el papa Francisco ha entendido que muchos medios de comunicación, a nivel mundial, se han salido del cauce normal, y ya inundan y ahogan a la sociedad con los insultos, la difamación y la descalificación contra todo aquel que opine de manera diferente a quienes conducen o participan en medios de comunicación. 

Muchos medios de comunicación ya no buscan la información objetiva, ni el análisis profundo, ni la opinión científica, ni plantear solución para algún problema capital de la nación, pues al parecer ya eso no vende, ni sube la audiencia. Ahora lo que vende es el insulto a quien sea de un partido político distinto, a quien sea de una religión distinta y a quien opine de forma distinta.

Siempre se habla de la contaminación ambiental, pero acaso la contaminación verbal, radial y televisiva, protagonizada por los calumniadores, por los difamadores, y por los insultadores que nunca insultan a sus anunciantes, no es una peor forma de contaminar el ambiente de la sociedad.

No sé si el papa Francisco ha escuchado la radio y la televisión dominicana, porque en República Dominicana hay mucha gente que ha tomado los medios de comunicación como tribunal de inquisición medieval, como guillotina del parque central, y como desahogo de frustración profesional y emocional.
Cuántos de esos  calumniadores de la radio y de la televisión dominicana se han ido a recorrer los diferentes ríos del país para evaluar los niveles de contaminación, ver qué se puede hacer para sanearlos en beneficio de futuras generaciones, y hacer recomendaciones que sean publicadas en libros bilingües que circulan en todo el continente americano.

Cuántos de esos difamadores se han ido a recorrer los diferentes ríos del país para ver cuáles de ellos transitan importantes caudales susceptibles de ser represados, o pueden retener las crecidas de vaguadas y tormentas para luego distribuirlas racionalmente para acueductos y canales de riego, conscientes de que la población crece y el suministro de agua decrece.

Cuántos de esos insultadores se han ido a estudiar las aguas subterráneas de Los Haitises, de la Planicie Costera Oriental, del Valle de Neiba, de la Sierra de Neiba, de la Sierra de Bahoruco, del valle de Azua y del litoral norte, para decirle al gobierno y a los productores de alimentos, dónde, cómo, y hasta qué profundidad deben construir pozos para abastecer de agua las tierras secas que ayer eran agrestes eriales y hoy son hermosos vergeles agrícolas.

Cuántos de esos desinformadores, muchas veces interesados, se han ido a estudiar las rocas y los suelos del país para decirle a toda la gente, en cientos de conferencias gratuitas, en cientos de programas educativos, y en libros, revistas y artículos publicados aquí y en el extranjero, cuáles rocas se comportan bien durante los terremotos, y cuáles suelos amplificarán las vibraciones sísmicas y harán colapsar escuelas, hospitales, iglesias, viviendas y puentes, y qué debe hacer la gente, antes, durante y después de un terremoto.

Qué bueno que Dios iluminó al papa Francisco para que descargara un rayo de alerta sobre algunas antenas que sólo transmiten calumnias, difamación y desinformación.

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