Un Papa para el mundo

Especulando un poco, creo que si se hiciere una encuesta en el mundo, el papa Francisco sería la persona más admirada. No habría líder político, artista o deportista que se le acercara.Ahora sin dudas, los dominicanos hablamos de…

Especulando un poco, creo que si se hiciere una encuesta en el mundo, el papa Francisco sería la persona más admirada. No habría líder político, artista o deportista que se le acercara.

Ahora sin dudas, los dominicanos hablamos de Su Santidad con gran respeto, cariño y admiración. No importa que sean o no creyentes, o que pertenezcan otra religión. Es el personaje a destacar.

Es agradable cuando en una reunión de amigos alguien cuenta que por las redes sociales observó al papa Francisco descendiendo de su vehículo, saludando al pueblo de Roma o a los que requieren una voz que les ampare.
Y aparece un vídeo abrazando a un enfermo, otro compartiendo con los más pobres en su mismo terreno… Y la gente emocionada al verlo, como si no creyese que el mismito representante de Dios le esté saludando.

Y cuando escuchamos esas historias, que ya quizás hemos visto a través de nuestro ordenador, los contertulios, en muchos casos, soltamos pequeñas lágrimas.

Pero el papa Francisco no está en concursos de popularidad; es más, se nota que eso de la fama no le gusta, que prefiere lo sencillo a lo rebuscado, lo simple a lo confuso. Las poses se las deja a los que juran que son superiores. Los lujos los considera mediocridades humanas.

Sabe que es un hijo de Dios con una misión que cumplirá. A los católicos que estamos dormidos, intenta despertarnos, llegando a nuestros corazones por medio de la palabra y la acción.

Habla para que se le entienda. Busca la verdad. En su más reciente homilía, donde instó a la Iglesia a optar por los marginados, dijo tres reflexiones que me impactaron, relacionadas con el miedo y los perjuicios.

El papa Francisco expresó: “Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios”. “Jesús no tiene miedo de este tipo de escándalos. El no piensa en las personas obtusas que se escandalizan incluso de una curación, que se escandalizan de cualquier apertura, a cualquier paso que no entre en sus esquemas mentales o espirituales”. Y, finalmente: “El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todos”.

Contamos con una fe viva, que llega. Estamos en presencia de una doctrina social rejuvenecida, dinámica, adaptada a los tiempos cambiantes, difíciles y complicados, siempre basándose en el Evangelio.

Y tenemos cada día a una Iglesia más fuerte, influyente y promotora de las enseñanzas de Cristo, de la verdad y de la justicia, de la comprensión y la misericordia. Y el papa Francisco ha sido su extraordinaria fuente de inspiración.

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