Esta es una pregunta que se hace no solo la gente común, sino también los médicos. Tal vez esta sea la explicación de que en el pasado se practicara abusivamente la cirugía para extirpar las amígdalas, porque consideraban que eran algo inservible, aunque en muchos casos estaba, y está aún justificada la amigdalectomía: crecimiento de las amígdalas hasta constituir un problema mecánico para la respiración y cuando a causa de repetidas infecciones la amigdalitis se vuelve crónica.
Se supone que, a partir de los 6 ó 7 años las amígdalas no cumplen ninguna función. Es el caso de las adenoides que a veces se inflaman por infecciones repetidas, obstruyendo la vía nasal, provocando que el niño tenga que respirar por la boca, y es la explicación del ronquido de algunos niños durante el sueño.
Además, esta inflamación interfiere el drenaje de los senos paranasales, pudiendo provocar sinusitis. Esto puede originar deformación de los huesos de la cara del niño. Si esto no se resuelve mediante tratamiento médico la solución es la erradicación quirúrgica de las adenoides.
En la década de los años 60 y 70 eran muy frecuentes los ataques de Fiebre Reumática, enfermedad de auto inmunidad provocada por las amígdalas estreptocócica (estreptococo Beta Hemolítico) que puede complicarse con inflamación del corazón y sus válvulas (carditis y valvulitis). La prevención primaria y de las recurrencias de la Fiebre Reumática se realiza con el uso de antibióticos, especialmente con la Penicilina. Muchos médicos recurrían a la extirpación de las amígdalas, pero aun así había el riesgo de recurrencia por lo que había que mantener la cobertura con antibiótico. Aquí no se puede aplicar eso de que “ muerto el perro se acabó la rabia”.
Las amígdalas son parte del sistema linfático, que juega un papel muy importante en las defensas inmunológicas de nuestro cuerpo, por lo que se cree que las amígdalas pueden ayudar al cuerpo a combatir las infecciones y a actuar contra las sustancias tóxicas, actuando como soldados en la línea de defensa.
