Santiago. El empresario Carlos Fondeur, presidente del Plan Estratégico de Santiago, sugirió al Gobierno reducir la presencia militar en las calles porque da la impresión de un ambiente bélico.De su lado, la Iglesia católica dijo que la presencia de militares y policías en las esquinas y otros lugares previniendo el delito y la delincuencia, dan la imagen de violencia desbordada que otros países latinoamericanos llevan años confrontando.
“La medida tomada por el Gobierno llegó cuando casi nos ahogábamos. La falta del oxígeno de la paz ciudadana nos tenía al borde del colapso. Hoy las principales calles de algunas ciudades dan la impresión de guerra”, apunta en el editorial del semanario Camino, órgano del Arzobispado de Santiago.
Indica que ahora la gente se siente más segura, aunque a muchos turistas, esa escena los espanta, porque presenciar a militares en acciones de poner el orden y el respeto les parecerá extraño.
Sin embargo, el semanario Camino expresó que algo había que hacer para impedir que los delincuentes sigan poniendo a las autoridades y a la población de rodillas a merced de sus diabólicas bellaquerías y acciones ilícitas.
Para Fondeur la presencia permanente de los guardias puede afectar hasta a inversionistas extranjeros y sugirió que preparen a la Policía Nacional para esa labor de seguridad preventiva.
“Nosotros favorecemos que momentáneamente continúe el patrullaje militar, porque estamos en una situación realmente grave y los estudios que se han hecho lo confirman, pero hacia el futuro debería repensarse y que la Policía asuma su papel”, apuntó.
Fondeur entrevistado por elCaribe reconoció que el ver a militares camuflados, patrullando las calles, deja la percepción de una ciudad sitiada.
El dirigente empresarial favoreció el reforzamiento del patrullaje, pero aclaró que la presencia de militares en vez de tranquilidad da la impresión de inseguridad.
Mientras la Iglesia espera que el Programa Vivir Tranquilo, que ejecuta el Ministerio de Interior y Policía, sea efectivo e integral, pues de lo contrario se corre el riesgo de estar en presencia de una olla de presión que en cualquier momento pueda provocar un desastre.
