En un mundo donde las distancias se han acortado dramáticamente, Pedernales surge como un universo nuevo, para gran parte de los dominicanos, aunque arrastra milenios en su variada formación natural de ambientes contrastantes.
Como provincia, creada en los finales del 1957, con sus 2,074 km2, tiene apenas dos municipios: Pedernales, como municipio cabecera y Oviedo.
Su nombre nace del río que la separa de Haití y que tiene en su cauce piedras características que los primeros pobladores de la isla, que en su desarrollo no llegaron a trabajar los metales, utilizaron como puntas filosas y cortantes, para rudimentarios instrumentos de vida.
Era parte del cacicazgo de Jaragua, en la división política existente al arribo de los españoles, en 1492.
Se estima que sus primeros pobladores modernos llegaron en el 1907, procedentes de Duvergé y otras zonas circundantes.
Es el territorio que alcanza los puntos más al oeste, hacia Haití y al sur en Punta Beata y donde es también más “ancho” en su medición norte-sur.
Frente a esta, la Isla Beata, de unos 27 km2, deshabitado territorio de particular formación, difícil acceso e interés científico, donde alguna vez existieron explotaciones de sal marina por concesión estatal.
Se ha dicho que allí fue hecho prisionero el legendario pirata puertorriqueño Cofresí, falsa leyenda que aumenta su poético desconocimiento.
La provincia de Pedernales, segregada del territorio de Barahona, tiene como límites geográficos: al sur el mar Caribe; al este Barahona; al norte la provincia Independencia y al oeste Haití.
Su escasa población, algo más de 25,000 habitantes, tiene la peculiar condición de superar en hombres la población femenina en la proporción más alta en el país: 110 de sexo masculino por cada 100 mujeres.
La aridez de una buena parte de su territorio, las escasas aguas superficiales y la existencia de la Sierra de Bahoruco, al norte, explican la baja densidad poblacional.
La limpia ciudad de Pedernales se encuentra a unos 335 km de Santo Domingo, la mayor distancia nacional en viaje simple que se presenta al viajero como un oasis luego de recorrer decenas de kilómetros de diversas superficies.
Incluye la roja tierra cargada de alúmina, explotada por la Alcoa Exploration Company, la productora de aluminio más grande del mundo, que dio lugar a la construcción del puerto de Cabo Rojo, el aeropuerto y la carretera que sube al Acetillar, en plena sierra y que permite contrastar el fresco bosque de pinos con el caluroso ambiente de los típicos cambrones del bosque seco.
Actualmente, Ideal Dominicana S.A. tiene canteras de explotación de calizas y Cementos Andino Dominicanos produce cemento en Cabo Rojo.
En Juancho-Los Cocos, se encuentra el parque eólico más grande del país, vistoso contraste entre lo ultramoderno y la endémica pobreza de la zona, como augurando un luminoso progreso, preñado de promesas. l
