Los rumores que circularon ayer tarde sobre cambios del jefe de la policía y el presidente de la DNCD fue una bellaquería perversa, bien montada, sobre cuyos autores e instigadores está puesta la mira y acción de instancias especiales de investigación. Se parte (obsérvese que “las bolas” solo tocaron instituciones castrenses) de que se trata de un esfuerzo condicionante para que los mayores generales José Armando Polanco Gómez y Rolando Rosado Mateo sean eventualmente relevados, y al mismo tiempo, poner en desgracia a los oficiales que esos rumores citaron como sus sustitutos. Se están jugando con candela los oficiantes de esta práctica, porque los organismos de inteligencia poseen herramientas de alta tecnología para ubicarlos. Los rumores pusieron a millón el uso de las redes sociales y bloquearon por momentos importantes líneas telefónicas, en razón de que -aunque se espera el remeneo- nadie se lo imaginaba ahora, justamente dos semanas antes del aniversario de la Independencia. Más temprano de que circularan esas bolas, se conoció de dos designaciones civiles de menor importancia: las de Rubén Montás y Emigdio Mercedes en las edes del Sur y del Este, lo que revivió las esperanzas de otros que están en el banco y esperan ser llamados al cajón de bateo, aunque –insisto- mis fuentes afirman que no habrá cambios ¡civiles! de importancia para el próximo día 27, y que el meneo, remeneo, de los que no tienen uniformes podría más bien estar programado para otra fecha patria venidera. Ya veremos…
Poco tiempo
Apropósito de cambios, aunque a los diputados y senadores les queda constitucionalmente un ejercicio de poco más de 3 años, tengo la confidencia de que algunos de los más veteranos legisladores, incluyendo oficialistas, aliados y opositores, cuentan con poco tiempo para seguir su labor congresual, ya que se preparan para atender el llamado a brindar sus servicios en otras instancias del Estado consideradas importantes. ¡Qué bueno! ¿Eeeh…?
