En su discurso de toma de posesión, el presidente Danilo Medina dedicó un espacio considerable para plantear el problema eléctrico y ofrecer seguridad de que lo va a solucionar al término de su mandato de cuatro años.
“Sin electricidad no hay desarrollo”, fue la expresión del mandatario para luego explicar sus planes en ese sector, al cual declaró de “Alta y Estratégica Prioridad para el Desarrollo Económico Nacional”. En una primera etapa, Medina se propone promover la firma de un pacto de largo plazo para cambiar el esquema actual del subsidio, que le cuesta al Estado cada año alrededor de US$900 millones.
La ampliación del sistema prepago de energía, focalización del subsidio del Bonoluz y reducción del tope de esa exención en el país son parte de las medidas que anunció el Presidente.
Un elemento interesante llama la atención entre sus planteamientos. El jefe de Estado se refirió a una segunda etapa de reformas y aclaró: “Siempre preservando el Estado la propiedad de las empresas distribuidoras”. Aunque añadió que cuando se estime necesario podría concesionarse la comercialización al sector privado, es evidente que en los planes del gobierno está mantener la propiedad de las empresas eléctricas estatales.
Otro aspecto bastante positivo, pero a la vez difícil de lograr en tan solo cuatro años, es la intención de modificar la matriz energética con el ingreso al sistema, en el mediano plazo, de entre 1,000 y 1,500 megavatios nuevos, de bajo costo y no dependientes de combustibles contaminantes de precios volátiles.
Cada año, todos los presidentes, al presentarse ante la Asamblea Nacional, están obligados a referirse al tema eléctrico, por su delicadeza, por su impacto en la economía, por sus elevados costos y porque décadas de gestión no han dado resultados en soluciones definitivas a ese problema. Ojalá que los planes de Danilo Medina, definitivamente acaben con la crisis del sector energético nacional.
