Podemos ser mejores

Los dominicanos nos quejamos con frecuencia de nosotros mismos, como si estuviésemos conscientes de lo que debemos hacer, siempre lo correcto, pero no lo hacemos. Una manifestación de esa actitud es el tan comentado comportamiento de los residentes&#823

Los dominicanos nos quejamos con frecuencia de nosotros mismos, como si estuviésemos conscientes de lo que debemos hacer, siempre lo correcto, pero no lo hacemos. Una manifestación de esa actitud es el tan comentado comportamiento de los residentes en el exterior, o aún de los recién llegados: -Allá se portan como personas decentes y correctas. En general se someten a los rigores de la ley y el orden predominante, persuadidos de que en esas latitudes las leyes son de fiel cumplimiento, y el chance no existe. El principio de quien daña paga o repara se impone como regla de oro.

Esa actitud está vinculada a las carencias de formación que se traducen en falta de civismo.

Por todo ello, tiene valor el programa impulsado por el Ministerio de Obras Públicas y la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET). Obras Públicas introduce pequeñas mejorías en las más importantes avenidas para aligerar el tránsito. Asimismo, AMET ha pintado unas “rayas cuadriculadas “en algunas intersecciones para advertir que las mismas no pueden ser invadidas por los conductores.

Paralelamente, a los violadores de las normas, la AMET les explica, “como la gente” que incurren en un ilícito. No les imponen más que una “multa educativa”, que consiste en la recepción de informaciones sobre comportamiento ciudadano, sin penalidad económica ni sometimiento.

Se busca que la gente entienda que las intersecciones no son para invadirlas, porque se desordena el tránsito y se viola la ley.

Asimismo, se contribuye a disminuir la conflictividad tan latente en nuestras calles, a veces con resultados trágicos.

Las autoridades deben insistir por estos medios prácticos en la educación de los ciudadanos, y particularmente de los conductores, en la búsqueda de un cambio de actitud.

Pero también debe haber consecuencias. Los ciudadanos deben entender que si violan la ley merecen sanción. Eso debe ser válido en todos los planos.
Naturalmente, las autoridades encargadas de aplicar las normas deben actuar correcta y gentilmente. Sin excesos.

Así, podríamos ser mejores. 

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