Poemas soñados, de José Rafael Abinader

Fue el crítico Manuel Mora Serrano quien por primera vez reveló la vocación poética del doctor José Rafael Abinader, un nombre más asociado a la vida universitaria, las finanzas y la política, actividad esta última de la que ha dicho sentirse&#823

Fue el crítico Manuel Mora Serrano quien por primera vez reveló la vocación poética del doctor José Rafael Abinader, un nombre más asociado a la vida universitaria, las finanzas y la política, actividad esta última de la que ha dicho sentirse decepcionado. La reciente publicación de su libro “Poemas soñados” viene a dar respuesta a la curiosidad sembrada por don Manolito en su histórica columna “Revelaciones”, tomada como modelo por quienes nunca hemos ocultado admiración y respeto por ese hijo distinguido de Pimentel, municipio de la provincia que lleva el nombre del Padre de la Patria.

Como en una catarsis de su mundo interior, don José Rafael canta en sus poemas a los ambientes de su ciudad, Santiago de los Caballeros, donde se evoca a sí mismo “sentado en el parque de la vagancia”, desde donde se solaza en la contemplación de “la mulata de mi barrio”, sin olvidar la presencia taína, española y africana en la identidad cultural dominicana, crisol de etnias en el que hacen su aporte los libaneses y el Líbano, enarbolado como un grito en sus versos más épicos.

“Los sentimientos y los amores jamás emigran./ Se quedan clavados en el alma del nativo terruño./ Hijos, nietos y biznietos, retoños, en otros suelos dan vivas/ y orgullosa y amorosamente aclaman: ¡Viva el Líbano!”, canta en uno de sus poemas, en el que rinde culto a sus ancestros.

Algo muy común en los educadores, cuando se asoman a la lírica, es que llegan a una sencillez cercana a la didáctica. Ocurre en algunos textos en perjuicio a veces de la construcción metafórica. Los mejores logros los encontramos en los breves dedicados a Da Vinci, Nostradamus, Rasputín, Nightingale, Zoroastro, Cicerón, Ovidio, Dante, Rosseau, Sócrates, Neruda, Gandhi, Hostos, Daniel, Elías y otros personajes históricos y bíblicos.

Comparto ahora el dedicado a Picasso: “Vale más un pétalo marchito/ que el artista sumiso e indiferente”.

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