El premio de la Feria del Libro

Uno de los problemas propios de nuestra cultura es que muchos dominicanos todavía no han sido capaces de entender que no siempre se gana, que…

Uno de los problemas propios de nuestra cultura es que muchos dominicanos todavía no han sido capaces de entender que no siempre se gana, que a veces no tenemos la razón, y que el que compite debe estar preparado para perder.

Como correlato de esa actitud, se viven buscando causas inexistentes, argucias, trampas o fraudes que siempre se atribuyen al contrario. La divisa es: si gané me la merecía, pero si perdí me hicieron fraude.

Esta reflexión no viene a cuento por la nueva crisis interna del PRD, aparentemente originada en la búsqueda de un “culpable” de la derrota electoral, sino por la forma poco elegante con que algunas personas pretenden empañar el otorgamiento del Premio Nacional Feria del Libro correspondiente a este 2012.

El libro galardonado con el premio Eduardo León Jimenes fue “Océanos de tinta y papel: historia de la navegación y el desarrollo marítimo dominicano”, del laureado escritor Miguel Reyes Sánchez.

El jurado otorgó el premio “por la singularidad del tema, la transcendencia de su contenido, escrito en un lenguaje didáctico, y sus aportes a la historia de la navegación, todo enmarcado en un bellísimo conjunto de imágenes y una impecable impresión, lo que convierte a esta obra en una magnífica contribución al acervo bibliográfico nacional”.

Resulta inelegante, insensato e inaceptable que se sugiera que el poeta José Mármol, la escritora Jeanette Miller y el historiador Adriano Miguel Tejada otorgaron el premio a “Océanos de tinta y papel”, por sectarismo, amistad o solidaridad partidaria. Sólo una mente torva, de esas que creen que todo tiene precio en la vida, es capaz de albergar semejante despropósito.

“La obra de Reyes Sánchez nos permite ponernos en contacto con el desarrollo reciente de la tecnología marítima, en especial los sistemas de navegación, desde el Código Morse hasta el GPS, pasando por el radar, el sonar hasta llegar a los sistemas satelitales. Desde los buques sumergibles hasta los submarinos nucleares; los grandes buques comerciales modernos, los buques escuelas, buques militares, escuelas navales, la seguridad marítima, así como la reglamentación internacional de los mares”, sostuve en el artículo que, bajo mi firma, este diario publicó el 21 de febrero pasado, el mismo día de la puesta en circulación del libro.

Mi comentario fue el de alguien que quedó gratamente impacto por la impresionante obra que constituye un verdadero aporte a la historia de la navegación marítima del país y del mundo. Por eso, resulta demasiado mezquino no reconocer que “Océano de tinta y papel” se ha ganado este premio en buena lid.

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