elCaribe ha sido sistemático en advertir serios problemas en el manejo de la salud pública. Observamos muy tempranamente, cuando nadie quería hacer caso, la amenaza que representaba la presencia de la chikungunya, y la incierta actitud de las autoridades para prestar la atención debida, hasta que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que el país estaba ante una epidemia. Fue muy extraña la forma como se manejó esa situación.
Y así vamos en una pendiente que podría revelar que estamos ante lo que parece ser una crisis en los servicios públicos de salud. No pretendemos aparecer como unos odiosos que insisten en un asunto más que evidente. Afloró un escenario desconcertante cuando se decretó sin más ni más el fin de las cuotas de recuperación sin respuesta compensatoria oportuna.
La realidad es que no ha habido eficiencia en la reposición de los fondos equivalentes a las contribuciones de quienes acudían a los servicios públicos. El cúmulo de demanda y la falta de entrega de recursos adicionales a los hospitales ha devenido en una crisis manifiesta en varios hospitales.
El pasado 16 de este mes comentábamos la grave situación del Robert Reid Cabral, que en principio la dirección de ese centro pretendió minimizar, pero que ahora el Colegio Médico y el Comité de Apoyo a la Gestión Hospitalaria vienen a confirmar y resaltar que sufre una “calamidad económica”.
Como si eso no fuese suficiente, el jefe del servicio de cardiología del hospital Salvador B. Gautier, Fulgencio Severino, denunció carencia y deterioro en los equipos de imágenes, como rayos X, hemodinámica, endoscopías, estudios neurológicos y laboratorios en esa dependencia del IDSS. Ayer el Luis E. Aybar fue declarado por el personal en “estado de emergencia”.
Mientras, los hospitales son abarrotados por afectados por la chikungunya, en medio de precariedades generalizadas en esos establecimientos.
Un cuadro desgarrador con un ministro, Freddy Hidalgo, que confiesa que la crisis de la deuda no es única del Robert Reid. Los hospitales tienen una deuda acumulada de RD$3 mil millones y declara que no puede hacer nada.
Muy obvio que el Presidente de la República debe dar respuestas.