Mientras que más estudios y reportes demuestran que un sistema educativo de alta calidad es crucial para el progreso en un mercado globalmente competitivo, parece crecer el consenso entre líderes de derecha e izquierda sobre la importancia de evaluar a alumnos y maestros, definir estándares y objetivos educativos comunes, impulsar la educación infantil temprana, promover el uso de nuevas tecnologías, e introducir mecanismos de performance en escuelas, maestros y sistemas de educación. Pero quizá más significativamente aun, el sector privado a lo largo del hemisferio también parece haberse decidido a participar.

El apoyo empresarial es crítico no sólo por su aporte financiero sino también por su permanencia en el tiempo –los políticos reformistas van y vienen, pero un esfuerzo colaborativo sostenido de la sociedad civil puede proveer una continuidad crucial para obtener resultados en las escuelas. Los ejemplos en Estados Unidos se multiplican: desde CEOs multimillonarios como Eli Broad y Ted Forstmann, responsables de la Board Foundation y el Children’s Scholarship Fund respectivamente, hasta la exsecretaria de Educación de Washington DC, Michelle Rhee, cuya organización Students First se financia mayormente con líderes empresarios.

Este compromiso del sector privado no está limitado a Estados Unidos. País tras país, las compañías latinoamericanas están aunando esfuerzos con ONG locales para producir mejores resultados educativos.

En Nicaragua, la influyente familia Zamora se asoció a la organización sin fin de lucro One Laptop Per Child para proveer el primer acceso a Internet a miles de alumnos nicaragüenses. La Fundación Zamora Terán es financiada por Lafise Bancentro, propiedad de Roberto Zamora –un grupo de inversión regional valuado en más de US$600 millones-, y ya ha entregado un total de 40,000 computadoras personales en Nicaragua.

En Brasil, el emporio O Globo –el mayor conglomerado de medios de Sudamérica- ha descargado todo su peso a favor de iniciativas educativas de alcance nacional. A través de la Fundación Roberto Marinho ha desarrollado programas como Telecurso, que ofrece a los estudiantes una educación primaria completa con acreditación gubernamental a través de una programación televisiva gratuita.

Multinacionales como Coca Cola están trabajando en disminuir la deserción escolar en escuelas en Uruguay, Argentina y Chile; o DHL que está financiando los capítulos de Teach for America en Chile y en Perú. La compañía Estrella en República Dominicana y Haití está promoviendo el espíritu emprendedor entre jóvenes de nivel secundario.

Colombia es otro ejemplo de país con un sector privado particularmente activo. La Fundación Empresarios por la Educación ha movilizado a cerca de 4,000 organizaciones, emprendedores junto a empleadores y líderes sindicales para apoyar la “transformación del sistema educativo”.

Estos son algunos pocos ejemplos representativos de la ola de involucramiento creciente del sector privado que está redefiniendo los esfuerzos a favor de la reforma educativa en el hemisferio. Su apoyo puede sumar un moméntum crucial a la creciente coalición política para la reforma que trascienda el espectro ideológico, y le dé permanencia en el tiempo, más allá de los ciclos electorales.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas