Los reformistas lo han hecho de nuevo. Ya es costumbre que, en cada proceso electoral, el PRSC, de manera institucional, toma un rumbo determinado, y un grupo, casi siempre importante, en calidad y cantidad, decide tomar una dirección contraria. En el 2012, la alianza oficial fue con el PLD, y un sector se fue abiertamente con el PRD. Pero cuando se hizo la alianza rosada, también un segmento decidió apoyar a los peledeístas. Y en ocasiones en que el PRSC ha presentado candidaturas propias, como en el 2004 y el 2008, los reformistas se dividieron en tres grupos: Los que apoyaron al candidato de su partido; los que se fueron con el PLD y los que respaldaron al PRD. Los disidentes casi siempre alegan lo mismo: que el partido tomó la peor decisión, y que no fueron consultados. Y hay un argumento que se repite siempre: “Los que nos fuimos somos más que los que se quedaron”. Para ellos, siempre “la franquicia” es minoritaria. Sin embargo, eso nunca se sabe, ni se sabrá, porque resulta que los votos de la disidencia nunca se cuentan…
Con Danilo, pero sin partido
Los reformistas que se van contra su partido no pueden demostrar el aporte que hacen a la causa contraria, porque nunca se han unificado para mandar a votar por un partido determinado, a pesar de que se ha intentado, en más de una ocasión. Esta vez, se pensaba que podían utilizar el Partido Liberal Reformista (PLR) , la antigua Estructura, ahora en manos de Amable Aristy Castro, como plataforma política de apoyo a Danilo Medina, lo que hubiese permitido conocer la magnitud de su incidencia. Pero no ha sido así. Los reformistas que han decidido apoyar a Medina están agrupados en el “Directorio Presidencial Balaguerista”, pero exhortan a votar morado. Otros se fueron al PRD, al PRI o a otras fuerzas aliadas. Es decir que, otra vez, se quedarán las dudas sobre su real aporte…
