El entonces presidente Leonel Fernández propuso en el 2007 a su colega de Uruguay la celebración en Santo Domingo de un foro para analizar la llamada izquierda latinoamericana. Y me pregunto: ¿Qué es hoy en día ser izquierdista? ¿Se considera el exmandatario dominicano un hombre de izquierda?
Lo que se insiste en llamar la “nueva izquierda latinoamericana”, la representada por líderes como Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, no es más que el resabio de un profundo sentimiento ultra nacionalista y una expresión inequívoca de anti-norteamericanismo, fomentado por un viejo y arraigado disgusto contra políticas imperiales de Estados Unidos. No puede definirse el concepto de izquierdismo únicamente por sentimientos de esa naturaleza, sin tomar en cuenta la visión que se tenga de la problemática social.
Aquella cita nunca se dio, como era usual en aquellos cercanos días. Pero si llegara a celebrarse ahora o más adelante una reunión con esos fines, ¿qué se ganaría con ello? ¿Qué luz arrojaría sobre la intensa oscuridad de los problemas que agobian a todos nuestros países? ¿Vender acaso la idea de que esa fauna de la derecha política puede ser reivindicada por una presumible militancia de izquierda? Lo cierto es que ninguna de las propuestas de esos dirigentes significa un paso de avance hacia la solución de los graves conflictos sociales de sus respectivos países y que, por el contrario, sus políticas populistas sólo han contribuido a profundizarlos. ¿Acaso se pretende que Chávez, un fascista de pura cepa sin el talento de Benito Mussolini, es un dirigente de izquierda? ¿Qué hizo Ortega por los pobres de su país en diez años de sandinismo, que no fuera adueñarse de viviendas? ¿Y qué hace ahora?
Y Fernández, ¿lo es acaso? ¿Por qué entonces usó tanto su fuerte mano derecha para perpetuar las graves desigualdades sociales de la nación?
