Alegría desbordada ayer, entre empleados de las oficinas públicas, en bienvenida al salario trece.

Tras un año de carestía y reducción del poder adquisitivo, llegaba la posibilidad de cuadrar algo los bolsillos.

A la mayoría les alcanzará para poco frente a las necesidades acumuladas; pero aun mínimo, el desahogo económico da motivos para celebrar.

Bueno fuera que tanto como se celebra el recibir, también celebráramos el dar.

“Es dando cómo recibimos”, dijo San Francisco de Asís y estudios reafirman que la generosidad asegura fuentes de felicidad.

Podemos dar aun lo poco, recordando que, lejos del estilo de nuestros políticos, que han hecho del dar un aberrante ejercicio utilitario, la verdadera generosidad se expresa en dar con altruismo y desinterés.

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