Reflexionando a mis 77 años de edad

I.- La influencia de mamá en mi forma de ser1.- No tengo el menor reparo en contar lo que ha sido mi vida, y hacerlo con sinceridad, porque de lo contrario no haría más que engañarme y pecar de farsante por conveniencia.

I.- La influencia de mamá en mi forma de ser

1.- No tengo el menor reparo en contar lo que ha sido mi vida, y hacerlo con sinceridad, porque de lo contrario no haría más que engañarme y pecar de farsante por conveniencia.

2.- Llegar vivo a los setenta y siete (77) años de edad, me permite reflexionar sobre particularidades relacionadas con mi forma de ser, la actitud que asumo ante los demás, y qué puedo hacer para liberarme de mis defectos, y conservar las escasas virtudes que resultan de mi proceder en el medio social donde vivo.

3.- No puedo hablar de mi forma de ser, sin especificar lo determinante que en mi comportamiento ejerció la formación hogareña que me dio mi madre; en todo el curso de mi vida he tenido hacia ella una gratitud, un apego sin igual; valoro su esfuerzo por hacerme un ser humano libre por entero, lo que me ha permitido tener una existencia espiritual agradable, sin anidar pesares ni resentimientos.

4.- Al asimilar los consejos de mamá he podido mantener mi conciencia tranquila, sin angustiarme por los agravios provenientes de aquellos que han pretendido destruirme, eliminarme físicamente, y moralmente hiriéndome, recurriendo a la blasfemia y a la descalificación. Por las orientaciones de mamá, anhelar vivir en paz me ha permitido no tener animadversión hacia nadie; en el interior de mi alma no hay lugar para la congoja ni la zozobra.

5.- Físicamente no me parezco a mi madre; mis gestos, son distintos a los de ella, pero heredé su carácter, mi temperamento es una copia fiel del suyo, y en mi cabeza tengo una especie de código que me impuso en el hogar, el cual contiene normas resultantes de su rigidez disciplinaria.

6.- Ahora, al cumplir 77 años de edad, me he dado cuenta que mi forma de proceder es fruto de una mezcolanza, variedad de enseñanzas, diversidad educativa, porque aprendí de la crianza que me dio mamá, lo asimilado por los estudios y lo capturado en ordenamientos sociales distintos, o sea, en el que nací y en el que me he ido desarrollando.

7.- Gracias a las sabias indicaciones de mamá, dentro de los defectos que tengo como persona, no están la venganza, el odio, el egoísmo, la deslealtad, el individualismo y otras taras sociales que dañan a la especie humana formada en sociedades fundamentadas en la desigualdad y la opresión social.

II.- Debilidades que reconozco a mis 77 años

8.- Aunque mi madre me templó como el acero, para que no me doblara ante las adversidades, como ser humano reconozco tener debilidades las cuales he comprobado con el transcurso de los años.

9.- Soy un ser humano que se comporta sólido, pero de un momento a otro me torno frágil, tal como me ocurre en ocasiones. Así, reconozco un error de apreciación mía actuar con ingenuidad frente a individuos que con el tiempo descubrí no merecían mi nobleza. En este sentido he reincidido durante mi existencia; la candidez debo reservarla para quien sea merecedora de ella.

10.- Admito que reaccionar en forma apasionada no me ha dado buenos resultados; la realidad me ha enseñado que en determinados momentos actúo dominado por emociones; a veces los sentimientos me impulsan a ser vehemente sin ser correspondido. Debo aprender a no ser iluso, un soñador despierto, porque el medio me lo está imponiendo.

11.- Ser confiado me ha llevado a sufrir pesares; al creer que otro actuaría como espero, me lleva a entregármele por completo; fiarme de quien creía merecía confiar, ha sido una falla mía.

12.- Ser sincero, comportarme sin fingimiento ni doblez, en este ambiente de hipócritas, me ha hecho comprender que debo revisarme porque he estado equivocado al dar trato igual a falsos y leales.

13.- En el querer a los demás con absoluta franqueza lo he hecho sin darme cuenta que lo practico sin correspondencia; he sido muy dado a tenerle cariño a personas que no tienen hacia mí ninguna estima. Esto he llegado a comprobarlo a nivel familiar, de amistad, sentimental y político.

14.- En mi actitud de generosidad, me he equivocado, porque la he materializado con personas no merecedoras de ella. En lo adelante debo ser desprendido con aquel que bien lo merece y valora mi gesto. He caído de tonto con verdaderos ingratos.

III.- La política al llegar a mis 77 años

15.- Al llegar a mis 77 años de edad, puedo decir que la política ha sido mi gran pasión; a ella llegué por convicción y así la he llevado a la práctica, con la creencia de que actúo para el bien de lo que en verdad se llama pueblo dominicano.

16.- En política, aunque me guío por principios que creo correctos, inequívocos, he cometido errores, y aunque no han lesionado a terceros, me han hecho sentir mal. No siempre he juzgado o interpretado una situación con acierto, sin equivocarme.

17.- En el accionar político, la emoción no ha cubierto mis ojos, ni ha modificado mi forma libre de pensar; he tratado de vivir la política sin cortapisas, con llaneza, sin afectación alguna, con absoluta naturalidad.

18.- La forma como ahora se está haciendo política en el país, me ha decepcionado, porque no me formé en esa actividad como se hace hoy; sólo defraudado puedo considerarme de lo que veo en la política. Me motiva desaliento la politiquería que se hace aquí a diario.

19.- Porque llegué a la política por la pasión que despertó en mí desde niño, por ella me he sentido cautivado, seducido para materializar las ideas que me han conquistado por siempre, y seguiré acariciándolas mientras tenga vida.

20.- Hubiera querido llegar a los 77 años sin lamentaciones por la política, pero hoy mi queja se justifica porque la politiquería se ha convertido en algo que genera tristeza, un sentir lastimoso; como veo a los politiqueros ahora me acongoja, me da nostalgia, pena por ellos.

21.- Por haber llegado a la actividad política por ideales, no la resisto con carácter mercantil; política y negocios, para mí no cuadran en la lucha social y de masas; el comerciar la política los politiqueros, me ha hecho verla como algo propio de truhanes, mercachifles de baja estofa. En la actualidad, el politiquero es un artículo de comercio sumamente devaluado.

22.- Para mí, en la política del país se ha producido una metamorfosis para mal, porque se ha desnaturalizado, convirtiéndose de una actividad decente y limpia, a algo sucio, propio de personas de escasa o ninguna valía.

23.- A mis 77 años de edad, lo que me mantiene incidiendo en las actividades políticas es que creo que todavía en mi país los más son los mejores, y que más temprano que tarde se ha de producir una conversión de la forma de hacer política con sentido social, y han de imponerse las ideas liberadoras contra todas las lacras sociales y politiqueras.

IV.- A mis 77 años de edad me siento ser dichoso

24.- Solamente mi familia cercana y amistades muy íntimas, saben los justos motivos que tengo para reconocer que soy un agraciado al cumplir 77 años de edad, luego de haber transitado tantos y tantos caminos tortuosos.

25.- Por haber vivido setenta y siete años, en un país subdesarrollado, controlado por la potencia económica y militar más poderosa que se conoce en la historia de la humanidad; y accionando en política abiertamente, impugnando el sistema y sus aliados nacionales y extranjeros, me siento no sólo dichoso, sino suertudo, lo que me motiva a ser una persona llena de felicidad. No tengo ningún motivo para considerarme infortunado; por el contrario, soy un ser humano agraciado, venturoso, con posibilidad de generar alegría a quien precisa de ella.

26.- Por agradecimiento a la vida he convertido los padecimientos en alegría, los suplicios en satisfacción, y los tormentos en gozo; no me he dejado dominar por la aflicción, porque ante ella he puesto la firme voluntad del placer.

27.- Las veces que he sentido lacerado mi corazón, como ocurrió con la muerte de mi madre, de mi padre espiritual y de mi compañera Carmen, así como la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, he sabido sobreponerme, colocándome por encima de las adversidades circunstanciales.

28.- Cuantas veces me siento golpeado, en lugar de amilanarme trato no acobardarme, sino de animarme, tomar nuevos impulsos y mostrarme dispuesto a no sucumbir, sino a vencer. En las oportunidades que me ha llegado la tristeza, la espanto con mi decisión inquebrantable de no darle espacio en mi vida, porque me he formado en la alegría, haciéndola bonita con la sonrisa, poniéndome ante ella gozoso.

V.- Por llegar a los 77 años de edad, conocí simulados amigos

29.- Me alegro de estar vivo a los 77 años de edad, entre otras cosas, porque solamente así podía llegar a conocer muchas de las cosas feas que guarda el ser humano en su cerebro, y que sólo el transcurso de los años hace posible su comprensión, y esto lo digo por lo siguiente.

30.- En la medida que el medio social dominicano se ha ido deteriorando, se ha hecho más difícil contar con una amistad sincera, y resulta mucho más intrincado para aquellos que nos formamos en la franqueza y la lealtad, y no somos engañadores.

31.- En los últimos años de mi vida he descubierto que personas a las cuales siempre creí buenas como amigas, no son más que traidoras, desleales, farsantes, envidiosas y descalificadoras.

32.- Haber llegado a mis 77 años de vida, me ha facilitado descubrir a felones que quise como amigos, y hoy sé que en el fondo de su alma siempre me adversaron; no fueron más que hipócritas, simuladores, practicantes de la doblez, el disimulo, el engaño y la falsía.

33.- Puedo decir, sin temor a equivocación que, en los últimos dos años de mi vida he aprendido a conocer a los traidores y farsantes, más que los 75 años anteriores de existencia, hasta el punto de que muchas veces creo estar viviendo, no en una comunidad civilizada, sino en una cueva de fieras, en la que no se sabe cuál de ellas está esperando la ocasión para devorarte.

34.- Por haber descubierto la falsedad de simulados amigos, ahora sólo tengo los de calidad; los falsos se espantaron de mi lado, o ellos mismos, al sentirse desenmascarados, se esfumaron, todo para mi felicidad y tranquilidad espiritual.

VI.- A quienes quiero sólo pido respeto

35.- Admito que de no haber sido por mi carácter, mis relaciones familiares, amorosas, profesionales y políticas, hubieran sido más llevaderas; mi temperamento no sintoniza fácil con las normas que rigen el relajo de comportamiento en la sociedad dominicana de hoy.

36.- Aquel que quiere conocerme, familiar o amistad, debe remontarse a la época en que nací, saber lo que fue mi formación hogareña, así como lo que ha sido mi vida material y espiritual desde mi niñez hasta ahora. Por tanto, quienes más y mejor deben conocerme son mis familiares más cercanos y mis íntimas amistades.

37.- Acepto que conmigo se equivoque quien no me conoce, pero no así aquel que sabe bien la persona que he sido y soy en lo familiar y vínculos de amistad. A mis hermanos les quiero; a mis hijos, nietas y nietos, que son la razón de mi vida, les amo sin límite, en pocas palabras, gozan de mi adoración plena.
38.- Aunque ocupan un lugar especial en mi corazón, de mis descendientes, hermanas y hermanos, no espero reciprocidad afectiva, sino el respeto que creo merecer. Es lo mismo que aspiro recibir de mis amigas y amigos.

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