Reglas no escritas…

Siempre nos ha llamado la atención que la sociedad norteamericana opera en base a reglas sociales no escritas, que regulan los aspectos más diversos del comportamiento social.

Siempre nos ha llamado la atención que la sociedad norteamericana opera en base a reglas sociales no escritas, que regulan los aspectos más diversos del comportamiento social.Una importante regla aparece en la carta de despedida de George Washington a su pueblo: “No adopten por pasión lo que la razón rechazaría”. Esta frase revela una desconfianza visceral por aquellas personas que no poseen el equilibrio requerido para decidir correctamente. Aun más, un ataque o expresión emotiva puede descalificar y terminar la carrera tanto del periodista, como del profesor.
Algo que deberíamos aprender, pues frecuentemente leemos en la prensa ataques emocionales, tales como llamar nazis a quienes opinan contrario.

Un rasgo que los norteamericanos esperan de sus líderes es una fortaleza de carácter para enfrentar la adversidad, el dolor, las guerras y las tragedias.
Siendo esto así, John F. Kennedy le dijo a su pueblo: “No recen por tener vidas fáciles. Recen para lograr ser personas más fuertes”. A lo que podemos agregar una sentencia de Gandhi: “La fortaleza no nace de la fuerza física, sino de una voluntad indómita”. Dada esta estructura sicológica y este rasgo cultural, los norteamericanos entienden que sus líderes no deben sucumbir fácilmente ante las presiones y que las relaciones sociales, económicas y políticas generan conflictos. El líder debe estar preparado para conducir con firmeza y equilibrio los intereses de su país, en las aguas tumultuosas de los intereses de las naciones.

Siendo así, nos pareció exagerado el prevaleciente  sentimiento de catástrofe por la crisis creada por el cuestionamiento a la sentencia del Tribunal Constitucional, acompañada de un sentimiento de urgencia para salir del asunto a todo trance, muy contrario a como los norteamericanos manejan las decenas de crisis que enfrentan en el mundo. Tenemos el sentimiento que nada decidido bajo ese marco de presión sicológica resultará beneficioso a largo plazo. La felicitación del vicepresidente Biden por la “rápida solución” fue sincera, pero a la vez irónica, pues en el contexto norte-americano decidir tan rápido no resulta normal, por lo que dicha felicitación conlleva una cierta sorpresa.

Finalmente, Washington, hombre práctico, conocía la propensión humana a fallar, por lo que aconsejó al pueblo norte-americano: “Sean fieles a la máxima que es aplicable a la vida pública tanto como  a la vida privada, que la honestidad siempre es la mejor política”. Hasta el día de hoy, el plagio académico es castigado con la expulsión, y la infidelidad matrimonial de los más altos militares con el retiro, como le ocurrió al Gral. Petraeus, héroe de Irak, pues se le exige un comportamiento moral intachable. Creemos sinceramente que una gran parte de nuestra presente debilidad como sociedad radica en la falta de honestidad y autenticidad, que proporcionan una fuerza enorme a las personas, como a las naciones.

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