De reporteros a burócratas

La semana pasada, dos colegas que laboran para instituciones que ofrecen servicios públicos me hicieron dos exigencias que transgreden el respeto…

La semana pasada, dos colegas que laboran para instituciones que ofrecen servicios públicos me hicieron dos exigencias que transgreden el respeto al libre albedrío del periodista responsable y solamente comprometido con la verdad, al momento de sentarse a redactar una historia o trabajo con sentido noticioso.

Si bien no me sorprendió la actitud intolerante de estos colegas convertidos en burócratas, creo pertinente puntualizar lo siguiente: Los periodistas que ejercemos la función de recabar datos para luego construir informaciones que de algún modo ayuden a otros a pensar o vivir mejor, nos debemos única y exclusivamente a este propósito, por lo que no tenemos que solicitar “permiso” a ninguna institución antes de escribir lo que posteriormente será publicado.

“Viniste por una cosa y escribiste otra”. Esta frase, enrostrada por una relacionista público de un ayuntamiento del Gran Santo Domingo, sirve para ilustrar el porqué de lo que preciso en este primer aspecto.

Segunda anotación. Los periodistas, aunque queramos, no somos trabajadores cien por ciento independientes. Nos debemos a una línea editorial e informativa trazada por los máximos ejecutivos del medio. Son ellos los que deciden qué, cuándo y cómo será publicada cada historia o información. Esto es hartamente conocido, pero igual vale recordarlo, para contextualizar o ilustrar este comentario.

“Debiste llamar, antes de publicar”. Esta expresión exigente y con aires de intransigencia provino de otro reportero, ahora gerente de una institución ligada al sistema de justicia.

Pues, no, querido y estimado colega. Lamento repetir lo que hace mucho usted sabe. Sépalo mejor: nada me obliga a llamarlo para ponerlo al tanto de lo que el medio (en el que tengo a bien laborar) publicará mañana.

Lo dicho aquí son cuestiones elementales del oficio periodístico, pero que, reitero, entendí conveniente refrescar. Es una ecuación sencilla: tolerancia es igual a comprensión. Y comprender  la misión del periodista responsable, consciente y no tentado por la codicia incontrolable, equivaldrá el éxito, casi rotundo, de los que manejan la política comunicacional en el ámbito institucional.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas