Ha resucitado

IntroducciónLa celebración en este 2015 de la Pascua del Señor Jesús, su paso de la muerte a la vida, nos sirve de marco para las siguientes reflexiones.1. HA RESUCITADOEsta expresión, muy repetida…

Introducción

La celebración en este 2015 de la Pascua del Señor Jesús, su paso de la muerte a la vida, nos sirve de marco para las siguientes reflexiones.
1. HA RESUCITADO

Esta expresión, muy repetida desde los orígenes del cristianismo, no es dada por los evangelios mismos. Aparece, con toda su fuerza, en los tres evangelistas sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas.

Aquí queremos recoger los textos evangélicos, su eco en la vida de la Iglesia y el hermoso testimonio y profunda reflexión de San Pablo en la I Carta a los Corintios que, a su vez, son una continuación de la tradición recibida por él y testificada por los cristianos a lo largo de los siglos.

1- Los ángeles en el sepulcro vacío a las mujeres discípulas de Jesús proclaman: “Ustedes no teman; sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí: ha resucitado, como dijo. Vengan a ver donde estaba su cuerpo” (Mateo 28, 5-6; Marcos 16,6).

2- Los mismos ángeles las tornan misioneras de la buen noticia, diciéndoles: “Vayan enseguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea; allí lo encontraran (Mateo 28, 7).

3- El grupo de discípulos a aquellos dos a los que Jesús se les había aparecido camino de Emaús: “Es verdad, el Señor se ha aparecido a Pedro y ha resucitado” (Lucas 24, 33).

4- Saludo que viene desde las primeras comunidades: “Cristo ha resucitado”. Respuesta del que recibe el saludo: “Verdaderamente ha resucitado”. Este saludo y respuesta se toman de los textos de los evangelios.

5- “Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre” (Texto Liturgia de la Iglesia).

6- Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios” (Texto Liturgia de la Iglesia).

7- “Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado” (Texto Liturgia de la Iglesia).

8- “Id en seguida a decir a sus discípulos: “Ha resucitado el Señor de entre los muertos” (Texto Liturgia de la Iglesia).

9- “¡Cristo ha resucitado! ¡Resucitemos con él!” (Himno de Pascua).
10- San Pablo a la Comunidad de Corinto, Grecia: “Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha resucitado… Y si no ha resucitado Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados” (1 Corintios 15, 12-21).
11- (1 Corintios 15, 12-21).

2. RELATO DE LOS SOLDADOS
A veces pienso que la participación de los soldados romanos, como custodios del sepulcro de Jesús, testigos de primer orden de su resurrección y la negación de los visto por ellos pagados con soborno, pasa fácilmente a un segundo plano, siendo así que la meditación sobre dicha participación nos puede ayudar para muchas situaciones de la vida. He aquí ese relato, en tres partes.

a) El sepulcro custodiado
“Al día siguiente (el día después de la Preparación de la Pascua), los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que ese mentiroso dijo cuando aún vivía: Después de tres días resucitaré. Ordena, pues, que sea asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Este sería un engaño más perjudicial que el primero.» Pilato les respondió: «Ahí tienen una guardia. Vayan ustedes y tomen todas las precauciones que crean convenientes.» Ellos, pues, fueron al sepulcro y lo aseguraron. Sellaron la piedra que cerraba la entrada y pusieron guardia”. (Mateo 27, 62-66).

b) El momento de la resurrección
“Pasado el sábado, al aclarar el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a visitar el sepulcro. De repente se produjo un violento temblor: el Ángel del Señor bajó del cielo, se dirigió al sepulcro, hizo rodar la piedra de la entrada y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el relámpago y sus ropas blancas como la nieve. Al ver al Ángel, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: «Ustedes no tienen por qué temer. Yo sé que buscan a Jesús, que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como lo había anunciado. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto”. (Mateo 28, 1-6).
c) El soborno de los soldados

“Mientras las mujeres iban, unos guardias corrieron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes todo lo que había pasado. Estos se reunieron con las autoridades judías y acordaron dar a los soldados una buena cantidad de dinero para que dijeran: «Los discípulos de Jesús vinieron de noche y, como estábamos dormidos, se robaron el cuerpo. Si esto llega a oídos de Pilato, nosotros lo arreglaremos para que no tengan problemas». Los soldados recibieron el dinero e hicieron como les habían dicho. De ahí salió la mentira que ha corrido entre los judíos hasta el día de hoy.

3. VERDADERAMENTE HA RESUCITADO

Los evangelios testifican claramente que los discípulos de Jesús, hombres y mujeres, habían descartado el anuncio de Jesús de que resucitaría al tercer día y se resistieron, al principio, a aceptar su resurrección. He aquí textos de los mismos evangelios que recogen esta realidad:

1. “Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro. Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?» (Marcos 16, 1-3). Esto porque no pensaban en que iba a resucitar (Verse también Mateo 28, 1-4 y Juan 20, 1-2).

2. “Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos” (Marcos 16, 9-13).

3. “El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron». El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras (Lucas 24, 17-27)”.

4. “Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: « ¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos”. (Lucas 24, 36-46).

5. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». (Juan 20, 24-29).

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que todos los textos arriba copiados de los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, como también el del apóstol Pablo son citas fieles de la Biblia de Jerusalén Online.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a nueve (09) días del mes de abril del Año del Señor dos mil quince (2015).

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