¿Resultan las segundas oportunidades en las parejas?

Carla y Oliver permanecieron casados siete años, se divorciaron, y seis años después se reconciliaron. Ya llevan tres juntos de nuevo y la relación marcha mejor que la primera vez.Julián y Clarissa, luego de 20 años de matrimonio,…

Carla y Oliver permanecieron casados siete años, se divorciaron, y seis años después se reconciliaron. Ya llevan tres juntos de nuevo y la relación marcha mejor que la primera vez.

Julián y Clarissa, luego de 20 años de matrimonio, se separaron. Él abandonó el hogar por una joven y bella mujer. Tres años después, arrepentido, regresó. Ella lo aceptó de vuelta, pero nunca olvidó su desliz. A partir de entonces, la relación es un caos. Ella no desperdicia oportunidad para recordarle su falta.

Hay mucha contradicción en el tema de las segundas vueltas o las segundas oportunidades en las parejas. Si bien a muchos les ha funcionado y aseguran que les ha ido mejor; en otros, ha sido un verdadero desastre, un grave error intentarlo nuevamente.

Y es que para que las segundas oportunidades funcionen en las parejas, estas deben contar con ciertas condiciones. Lo fundamental es que aun perdure el amor y la pasión; la confianza y el respeto. Esos cuatro pilares son básicos, relevantes y muy difícil de preservar, sobre todo, si la causa de la ruptura ha sido la infidelidad.

Otro aspecto a tomar en cuenta es la etapa de la vida en que se da esa segunda oportunidad; si es en la adultez o en la tercera edad, si hay hijos, si aún conviven con los padres…, en fin, no es algo rígido ni es matemático. En la relación de pareja todo puede ser o no ser.

Hoy por hoy, los divorcios y las rupturas están a la orden del día. Parecería como si ya formasen parte del ciclo de nuestras vidas. Los hijos de padres divorciados son cada vez más comunes en las aulas escolares, casi superan a los hijos de padres que benditamente conservan su unión.

Y es que, como dice el papa Francisco, no hay pareja perfecta y la clave del amor podría radicar en el perdón, en la gratitud, la paciencia. Una relación de pareja es un trabajo diario, constante, que requiere de mucha tolerancia y sabiduría. En una relación de dos, las cosas funcionan cuando ambos la sitúan como su prioridad y sus enfoques están dirigidos hacia igual camino.

Pero, ¿hasta qué punto vale la pena intentarlo nuevamente?
“Si una pareja se está planteando darse una segunda oportunidad, para que esta vez funcione la relación, es importante trabajar los conflictos que produjeron la separación, porque son los mismos, si no se han superado, los que podrían llevar a otro fracaso después de la reconciliación. En las parejas en conflicto, surgen danzas disfuncionales producto de aprendizajes en la primera infancia y del modelaje de la relación de su propios padres”, así lo explica la psicóloga Vanesa Espaillat abordada sobre el tema, quien asegura que si no se superan estas carencias personales, que podrían llevar a una persona a tener una relación de dependencia, de necesidad de control, o de lucha de poder, afectarán con el tiempo de nuevo la relación.

A su entender, “es importante el afecto y la motivación de estar juntos que se plantea una pareja que quiere reconciliarse, y también la superación de estos conflictos manifiestos y subyacentes que interfieren en esos buenos deseos”.

Considera la experta en relaciones de pareja y terapeuta familiar, que si se realiza “este trabajo profundo” y con la intención de ambos de crecer en su relación para tener una relación en la que se sientan satisfechos, “entonces vale la pena una segunda oportunidad”, en caso contrario, no lo recomienda, ya que la reconciliación duradera no estará garantizada.

Por lo tanto “si no se trabajan estos conflictos, la reconciliación traerá de nuevo decepciones y desencantos”.

¿Existen algunos elementos fundamentales que necesita una relación de pareja para que pueda funcionar?
-Tener expectativas reales sobre lo que es una relación de pareja. A veces, las expectativas basadas en ideas erróneas y carencias personales llevan a la pareja a esperar que el otro sea quien llene todas esas carencias.

-Sanar las heridas personales, para que éstas no afecten la relación con la pareja.

-Aprender a regularse emocionalmente, para evitar que el enojo tome control en una conversación donde se necesite solucionar un conflicto, y que produzca heridas por el deseo de tener siempre la razón.

– Si nos regulamos personalmente, es decir, hablamos cuando tenemos enojo, y tratamos de ayudar al otro a que pueda sentirse regulado y tranquilo para poder dialogar, entonces las conversaciones se harán en un clima de respeto y consideración mutua.

– En ese momento entonces se podrá escuchar al otro, y buscar soluciones que tomen en cuenta ambas posiciones.

-El clima afectivo y la pasión mantendrán la intimidad necesaria que necesita una relación de pareja.

– Poder reconocer mutuamente lo que cada uno aporta en la relación ayuda a que cada cual se sienta valorado y reconocido. Reconocer y celebrar las diferencias que enriquecen, evita que las mismas se conviertan en una razón para el conflicto. Según investigaciones realizadas sobre las relaciones de pareja, el 60% de las diferencias en una pareja nunca se resuelven. Se toleran, si el clima afectivo, la comunicación realizada en un ambiente de regulación emocional, la intimidad generada, la compatibilidad y la posibilidad de disfrutar juntos actividades en común priman en la relación. Todo lo anterior también aplica para las situaciones de conflictos en los matrimonios.

Si la separación se da por una infidelidad, ¿puede existir la posibilidad de que una segunda oportunidad prospere? En ese caso, hay que trabajar dos aspectos: los conflictos que llevaron a la separación emocional de la pareja y el dolor que le produjo a un miembro de la pareja la infidelidad. Es decir que el conflicto existente se potencializa con la infidelidad. La posibilidad de superar este nuevo problema depende de que ambos tengan la paciencia de manejar el duelo que produjo esta situación en cada uno de ellos, para luego manejar el conflicto subyacente que hizo que se separaran.

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