Los factores de riesgo que predisponen al ACV son: la edad, más común después de los 65 años, la raza hispana y afroamericana, historia familiar de ACV, alta presión arterial, tabaquismo, más aun si este va acompañado del uso de anticonceptivos en la mujer; obesidad, diabetes, vida sedentaria, dislipidemia (elevación de la grasa en la sangre), hipotiroidismo, enfermedad coronaria y las anomalías vasculares congénitas del cerebro.
Otros factores predisponentes al ataque cerebral de tipo isquémico, por embolia, son: la fibrilación auricular (arritmia cardíaca), valvulopatía mitral y aórtica, el infarto del miocardio, el mixoma auricular (tumor benigno de la aurícula izquierda), la cardiomiopatía dilatada, lesiones ateromatosas del arco aórtico y de las arterias carotídeas.
En estos casos los émbolos proceden de trombos formados en la cavidad ventricular y auricular izquierdas, de las válvulas mitral aórtica y de las paredes aórticas y carotídeas.
La mayoría de las hemorragias cerebrales ocurren en los hemisferios cerebrales, y el 20% en el tronco cerebral y el cerebelo. Además, por causas no bien explicadas, el ACV es cuatro veces más frecuente en el hemisferio cerebral izquierdo, por lo que las manifestaciones clínicas van a corresponder a la perturbación de las funciones que desempeña el hemisferio cerebral izquierdo como es el trastorno del lenguaje.
A pesar de que la mayoría de los ACV ocurren después de los 60 años, en los jóvenes un 45% de los casos de infarto cerebral por trombosis se observa en los adictos a la cocaína a la edad de 35 años.
Héctor E. Mateo es médico cardiólogo
