Robo de reses

Hay cosas extrañas que necesariamente llaman a la atención. Una de esas es la denuncia que a viva voz hacen los miembros de la Asociación…

Hay cosas extrañas que necesariamente llaman a la atención. Una de esas es la denuncia que a viva voz hacen los miembros de la Asociación de Productores de Leche (Aproleche) que en nombre de los ganaderos del país reclaman de las autoridades acciones mayores para evitar el robo de ganado. Sólo en Hato Mayor, en el Este del país, los ganaderos han reportado la pérdida de unas 220  vacas lecheras, estimando las pérdidas en más de 10 millones de pesos.

“Los cuarteles policiales en los campos apenas tienen dos agentes para enfrentar a bandas que se han adueñado de nuestro ganado; estamos impotentes, no sabemos a quién acudir, solo contamos con la prensa, porque nuestro capital se está yendo en manos de los ladrones de vacas”, dijo uno de los  dirigentes afectados.

Regularmente los robos son ejecutados mediante el descuartizamiento de las reses, hechos que frecuentemente suceden al interior de las fincas ganaderas.

Alfileres

Los animales que se roban estos cuatreros no son alfileres. Cada uno de estos animales pesa varios quintales y deben ser transportados en camiones acondicionados para ese fin.

Por eso no se explican cómo las autoridades no dan con estos delincuentes que deben recorrer largos trayectos para llegar hasta los mercados y vender el producto robado.

La otra modalidad es robar el animal en pie, acción que debe ser más difícil, pues el mismo tamaño de una vaca lechera es para ser divisada a leguas, si existiera el más mínimo control.

Entre los ganaderos existe la sospecha de que estos forajidos deben tener contacto entre los responsables de aplicar la ley para poder evadir los chequeos, pues ningún camión que traslade reses puede desplazarse sin una documentación especial.
Hay que actuar y rápido.

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