Secuela de terror

A diez años de los atentados del 11-S, Estados Unidos y gran parte de la humanidad sensible y amante de la paz no termina de reponerse de la tragedia y de su doloroso impacto. Desde entonces los estadounidenses han sido víctimas de un síndrome de t

A diez años de los atentados del 11-S, Estados Unidos y gran parte de la humanidad sensible y amante de la paz no termina de reponerse de la tragedia y de su doloroso impacto.

Desde entonces los estadounidenses han sido víctimas de un síndrome de temor que resulta difícil de superar, debido a la permanente amenaza de nuevas acciones terroristas.

Esas aprensiones se han incrementado con motivo del décimo aniversario de los atentados y por ser la primera fecha conmemorativa tras la muerte de Osama bin Laden, el líder de  Al-Qaeda, la organización terrorista responsable de los atentados.

Ante la alerta dada desde el jueves por las autoridades federales, luego de interceptar conversaciones telefónicas a un activista de la red terrorista, en Washington y otras ciudades se observaba desde ayer una notoria presencia de policías y perros rastreadores.

Además de la destrucción y de la cantidad de muertos, más de cuatro mil,  estos atentados a las Torres Gemelas y al Pentágono causaron el mayor estremecimiento en la población norteamericana desde el ataque de la aviación japonesa a Pearl Harbor y por ser el más grave registrado en el territorio continental de Estados Unidos.

Además el modo de vida del estadounidense sufrió cambios radicales en muchos aspectos, sobre todo en cuanto al disfrute de derechos que hasta ese entonces eran fundamentales e inviolables en la constitución y en la democracia de la gran nación del Norte.

Apoyado en la amenaza terrorista, se autorizan arrestos preventivos, sin fórmulas de juicio, si las autoridades sospechan que una persona tiene algún vínculo con terroristas y se permite escuchar cualquier conversación telefónica y revisar los correos electrónicos.

Las consecuencias del 11-S se han extendido fuera de las fronteras de Estados Unidos a diferentes latitudes del mundo, porque tras esos atentados la amenaza terrorista ha tenido una proyección global, más allá de los intereses estadounidenses en ultramar.

Es una pena que a causa del terrorismo y de las guerras estemos frente a un mundo cada vez más atribulado e inseguro, sin que hasta ahora se vislumbre una fórmula de solucionar tan serios agobios.

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