La selección de los árbitros

Aunque el deporte rey en el país es la pelota, de un tiempo a esta parte los dominicanos están dando cada vez más seguimiento al futbol. Poco a poco nos vamos metiendo en un deporte que está estrechamente vinculado a la política. Su…

Aunque el deporte rey en el país es la pelota, de un tiempo a esta parte los dominicanos están dando cada vez más seguimiento al futbol. Poco a poco nos vamos metiendo en un deporte que está estrechamente vinculado a la política.

Su relación viene dada no solo porque se constituye en la feria ideal en momentos de escasez de pan, sino por su asociación con procesos políticos e ideológicos en la historia de la humanidad. Por ejemplo, en los años 30 del siglo pasado, cuando comienzan los mundiales, estas competencias internacionales fueron utilizadas por los regímenes fascistas para promover la supuesta superioridad racial. En la actualidad, muchos equipos están asociados a determinados pensamientos políticos o corrientes partidarias.
 
Este no es el caso de la República Dominicana, pues en el país el futbol profesional apenas está en su fase de desarrollo. Sin embargo, este deporte y sus reglas se pueden utilizar para explicar la situación institucional que vive esta nación caribeña. Imaginemos un estadio, “Estado dominicano”, en el que compite el equipo de la “transparencia e institucionalidad” contra el equipo de la “corrupción e impunidad”. Después de muchos partidos en el que la corrupción ha estado dominando, se está jugando una final entre estos dos equipos. Es decir, una batalla decisiva para determinar quién se queda con el campeonato y por ende, cuál determina el rumbo que en términos políticos, sociales y económicos seguirá el país. 

Como las 17 reglas del futbol, las reglas institucionales están claramente definidas en el país. El problema es que éstas se han olvidado, generándose una cultura de la ilegalidad que ha beneficiado a los que juegan a favor del desfalco del Estado. En más de una ocasión la impunidad ha goleado a la democracia dominicana, debido a que las faltas graves cometidas por corruptos nunca han sido sancionadas. Ah, y desde las gradas, fanáticos racistas vociferan “sentencia y muro” al equipo contrario, sin que a ellos tampoco les pase nada.

La regla 11 del futbol invalida el gol cuando hay jugada adelantada. Los corruptos incurren frecuentemente en esta violación, pues están seguros que los árbitros mirarán a otro lado y esos tantos, convertidos en pesos, se sumarán a su cuenta. Para que en esta final “institucionalidad vs corrupción” la democracia tenga alguna posibilidad de éxito, hay que comenzar a pensar en cambiar a los árbitros. Ninguna institución del sistema judicial, ni de los órganos de control podrá contar jueces imparciales, si su cargo lo deben al entrenador y líder del equipo de la corrupción y la impunidad.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas