El sello del paladar

Las regiones que conforman la geografía nacional, cada una a su manera, son reconocidas por algún platillo que la representa. Sin embargo, todavía no hemos aprovechado esa oportunidad en los mercados extranjeros, y así vendernos como un destino…

Las regiones que conforman la geografía nacional, cada una a su manera, son reconocidas por algún platillo que la representa. Sin embargo, todavía no hemos aprovechado esa oportunidad en los mercados extranjeros, y así vendernos como un destino de múltiples sabores.

No obstante, y sin que no lo propongamos, existe un alimento súper sencillo y abundante en nuestro país, que se ha convertido en nuestra carta gastronómica de presentación en rincones tan lejanos como Tokio o Rusia. Se trata de nuestro idolatrado y casi indispensable mangú.

No estoy exagerando, hablo con base y muestra de esto es Akiko Ezawa, ¿Qué quién es? Pues una japonesa que una vez me comentó que luego de visitar el país por primera vez, quedó loca con un plato que no recordaba su nombre, pero que sí de la receta. Es entonces cuando me dice que la intentó hacer en su país pero no le salió igual, porque le dijeron que era a base de plátanos hervidos, majados con mantequilla. El problema estuvo en que quién le habló de los ingredientes nunca se imaginó que en Japón los plátanos son los guineos maduros de este país, la pobre quedó defraudada.

Esa es la muestra de lo explotable que este sencillo y económico plato, que solemos acompañar con cebollas, huevos, salami y queso blanco, obviamente todos fritos.

Bien, ustedes se preguntarán que dónde dejo el sancocho o la bandera dominicana (arroz, habichuelas, carne, ensalada verde y fritos). El detalle con este plato es que no somos los únicos que lo tienen. En países como Colombia, Venezuela, Cuba, Puerto Rico o Ecuador, se cocinan versiones muy similares a nuestro sancocho, con una que otra variación y lo mismo pasa con la bandera. Lo mismo pasa con los pasteles en hoja y el mofongo, con los cuales compartimos protagonismo con la isla borinqueña. Aunque, sí pudiéramos explotar nuestra versión de sancocho de siete carnes o el de habichuelas y guandules, al que se le llama “chambre”.

Otro plato por el que somos reconocidos, aunque no con la misma intensidad que con el mangú, es la habichuela con dulce. Esta extraña mezcla de habichuelas rojas con leche, azúcar, canela, leche de coco, batata y galletitas, es una digna representante de nuestra tierra.

PODRÍAN SER PLATO MARCA

Asopao
Cativias
Chenchén
Chacá
Chivo picante
Moro con coco
Domplín
Dulces en almíbar (lechoza, chinola, naranja)
Dulce de batata
Arepa dulce
Pudín de pan
Dulce de cajuil
Majarete

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