Ser izquierdistas incongruentes y dormir tranquilos…

La izquierda dominicana justifica hoy, aunque de manera indirecta, sin valentía, el mayor empobrecimiento de la clase trabajadora dominicana en nuestra historia reciente, producida por una inmigración desbordada de indigentes, que ellos defienden.

La izquierda dominicana justifica hoy, aunque de manera indirecta, sin valentía, el mayor empobrecimiento de la clase trabajadora dominicana en nuestra historia reciente, producida por una inmigración desbordada de indigentes, que ellos defienden.

Para comprender esto, hagamos una pregunta fundamental: ¿que es un pobre? De acuerdo a los marxistas y a los economistas liberales, pobre es quien depende de su trabajo, como único medio de sustento, pues carece de un capital material o intelectual substancial. ¿Resulta difícil comprender, entonces, que la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo, debido a una inmigración de indigentes, le ha negado a los dominicanos pobres la única vía que tienen para mejorar su condición material?

Es cierto que los apologistas de esta inmigración de indigentes, en ocasiones hacen algunas referencias a la falta de cumplimiento de las leyes laborales, que limitan la contratación de extranjeros, y al egoísmo de los empresarios que los contratan. No obstante, ninguno emprenderá una campaña a favor de priorizar el trabajo para los dominicanos, y mucho menos, para reducir el 20% reservado a los extranjeros, pues proceder de esa manera iría en contra de sus emociones a favor de estos inmigrantes.

Aún más, de acuerdo a Marx, las relaciones económicas tienen un impacto en el perfil de la sociedad. Siendo así, la mano de obra inmigrante de bajísima calificación, que deprime los salarios en el mercado laboral, prefigura unas relaciones económicas retrógradas, contrarias a las del capitalismo moderno, que se desarrolló, aumentando la producción por hora trabajada, o sea la productividad, para poder mantener la rentabilidad, aun pagando salarios más altos, debido a la escasez de la mano de obra. Siendo así, en algunos países del norte de Europa el salario promedio de paridad equivale a 75 dólares la hora, o sea, a RD$3,000.00 la hora, cifra que ha dejado boquiabierto a más de un sindicalista criollo, cuando se lo hemos mencionado.

No obstante, ni los sindicalistas, ni los “progresistas” enfrentan adecuadamente el problema. Los sindicalistas plantean un aumento del salario mínimo, ignorando que dicho salario quedará a la merced de una sobre-oferta de inmigrantes quienes solo aspiran a subsistir. Los “progresistas” tampoco comprenden el objetivo de aumentar el poder de negociación social del trabajo, haciendo la mano de obra más escasa, y que pasa por detener y revertir el desbordado flujo de indigentes. No debe sorprender que la propuesta de una valla fronteriza haya sido recibida con tal sarcasmo, pues no desean entender que es un instrumento que beneficiará a los dominicanos pobres.

Para aquietar sus conciencias plantean una lucha contra los “vinchistas, nazistas y admiradores de Adolfo Hitler” cuando están en su versión educada, y contra la “crápula y la caverna criolla,” en su versión vulgar. Así sí es fácil dormir tranquilos, siendo incongruentes…

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