Sobran razones para que se diga que los dominicanos “somos un pueblo muy especial”. Con todo y nuestros lastres, rezagos y padecimientos, no dejamos de mantener actitudes estimulantes, ese sentimiento que nos presenta como solidarios y alegres.
¿Cómo interpretar una competencia sana que se está manifestando entre algunos prestadores de servicios y consumos en medio de la aplicación de la reforma fiscal?
Se puede decir que estamos ante una manifestación novedosa de publicidad, pero preferimos verlo como una expresión solidaria de empresarios que no sólo ven las ganancias, sino oportunidades para expresar una actitud de colaboración de múltiples efectos.
Bien para ellos que promueven una cultura comercial amigable, bien para los clientes que también se aprovechan para rendir sus ingresos y bien para la gobernabilidad, pues propician un aterrizaje suave del paquete impositivo.
