«Sombra» La Cruz da primer oro a Cuba en boxeo en Río

RIO DE JANEIRO — A Julio César La Cruz poco le interesa si su estilo de boxeo es del agrado del público. Para el cubano, el objetivo en Río de Janeiro era ganar un oro inédito para un país que es potencia en el ring olímpico, y lo alcanzó.

RIO DE JANEIRO — A Julio César La Cruz poco le interesa si su estilo de boxeo es del agrado del público. Para el cubano, el objetivo en Río de Janeiro era ganar un oro inédito para un país que es potencia en el ring olímpico, y lo alcanzó.

Conocido como «La sombra» por su estilo escurridizo y de bailes sobre la lona, La Cruz se alzó el jueves con la final de los pesos semipesados y no sólo le dio a Cuba su primera presea dorada en el boxeo en Río, sino que se coronó en una categoría que los cubanos jamás habían ganado en unos Olímpicos.

La Cruz superó al kazajo Adilbek Niyazymbetov (3-0) con tarjetas de 29-28, 29-28 y 29-28. Tras el campanazo final del tercer round, el cubano hizo su característico baile en el centro del ring.

«Yo salí a hacer mi pelea. No me importa mucho si gustó o no, pero el boxeo no es sólo fajarse a los golpes», señaló el cubano, actual monarca mundial de la división. «Hay que usar la cabeza».

La Cruz, de 27 años, había terminado quinto en la disputa de esa división en Londres 2012, pero afirmó que desde entonces mejoró notablemente en todas las facetas como pugilista.

«De aquel boxeador de Londres a éste de Río hay cuatro años de experiencia y madurez», destacó. «Ahora me considero un boxeador más hecho, capaz de derrotar a cualquiera, una técnica depurada».

La Cruz se caracteriza por su estilo evasivo y por pararse momentáneamente ante el rival para propinarle seguidilla de golpes —muchos de ellos dando en el blanco. Esa manera de pelear lo ha consagrado e incluso ha llamado la atención de algunas figuras del boxeo profesional.

Cuba festejó, finalmente, tras estar ausente en lo más alto del podio en las primeras cuatro finales. El equipo isleño, que trajo un pugilista para cada una de las 10 divisiones del boxeo de hombres, apuntaba a mejorar su cosecha de dos oros conseguida en Londres 2012.

Cuba aún puede lograrlo, ya que se avanzó a dos finales: En los gallos con Robeisy Ramírez y en los medianos con Arlen López.

Los dos levantan grandes expectativas. Ramírez fue uno de los dos boxeadores que se coronaron en Londres, aunque en una división de menos peso.

Su final del sábado tampoco luce un paseo, pues se enfrentará a un joven cuarto preclasificado Shakur Stevenson, de Estados Unidos.

El estadounidense de 19 años avanzó sin pelear debido a que su rival del jueves, el ruso Vladimir Nikitin, quedó fuera al no pasar el chequeo médico rutinario.

Stevenson es una joven promesa, muy talentoso y atlético, que no ha perdido una sola pelea como amateur. Sembrado en la primera ronda, ganó en sus combates siguientes al brasileño Robenilson de Jesus y al mongol Erdenebat Tsendbataar, ambos por decisión unánime.

Vio la pelea que el cubano le ganó a Murodjon Akhmadaliev.

«Le presté mucha atención. El uzbeco fue un rival duro, y le ganó bien. Hizo que pareciese fácil. Le voy a dar batalla, lo juro».

López, monarca mundial de la división, es otra de las cartas fuertes de Cuba en la final del sábado, pero ante un fuerte pegador y segundo preclasificado, el uzbeco Bektemir Melikuziev, quien superó por decisión unánime (3-0) al mexicano Misael Rodríguez el jueves.

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