Superar el analfabetismo

Es un hecho que el gobierno ha decidido acabar con el analfabetismo. El Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya  Aprende Contigo” no obedece a un “propósito propagandístico” que en el pasado formaba parte de los presupuestos iniciales&#8230

Es un hecho que el gobierno ha decidido acabar con el analfabetismo. El Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya  Aprende Contigo” no obedece a un “propósito propagandístico” que en el pasado formaba parte de los presupuestos iniciales de gobiernos revolucionarios con fines de adoctrinamiento.

No. Hay que reconocer que estamos ante un serio proyecto para superar una tara tan tremenda como la falta de acceso al conocimiento escrito, que es el primer escalón de superación de las personas.

La declaración de 2014 como “Año de la Superación del Analfabetismo”, se afirma ya en unas bases ciertas y en resultados tangibles. Mediante el decreto No. 375-13 se reafirma el compromiso después de los avances alcanzados en el año que termina.

Que hayan alfabetizado 270 mil personas, en apenas un año, refleja un esfuerzo muy serio.

Pero como sabemos, no es suficiente, porque se tiene acceso al conocimiento mínimo del código escrito, pero es la herramienta más elemental. Y para que el programa sea de verdad exitoso, requiere continuidad, lo que sugiere que las autoridades no pueden conformarse con lo alcanzado.

Muchas de las personas que pasan por el entrenamiento asimilan lo más elemental, y no agotan el proceso de aprendizaje completo. Tiene que producirse la continuidad y la formación continuada hasta alcanzar un grado aceptable de lectoescritura.

De todas formas, hay que continuar, y la meta de alfabetizar en 2014  a otras 505 mil 518 personas que ya se registraron tiene mucho valor.

El proceso es interesante, pero deben realizarse análisis de las experiencias. Se planea un congreso sobre las mismas y nos parece una magnífica idea. Pero antes de que el mismo se produzca, deben considerarse factores que van surgiendo en la cotidianidad, como la deserción y los bajos aprendizajes.

No basta con ver los éxitos, sino también las dificultades. El proyecto es hermosísimo y marca el camino de la superación, pero también debe verse a sí mismo, cómo camina, las fallas y tropiezos y valorar esas dificultades, incluso, antes de que se haga el congreso. l

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