De tal padre…

El siglo XXI ha sido el imán de las nuevas tecnologías. La evolución de las compañías electrónicas y telefónicas, con los celulares, ha sido tan ágil como abrumadora. Todo está de cara a la comunicación como…

El siglo XXI ha sido el imán de las nuevas tecnologías. La evolución de las compañías electrónicas y telefónicas, con los celulares, ha sido tan ágil como abrumadora. Todo está de cara a la comunicación como nunca antes. Información por todos lados y las 24 horas del día gracias a las redes sociales. Toda una revolución.

Esas novedades han traído consigo el desplazamiento parcial de la figura paterna. La mujer, que cada día demuestra más el poder de su independencia, prescinde de un hombre para, incluso, forma una familia.

Las razones son tan diversas como justificadas. Lo cierto es que, el modelo paterno no puede ser sustituido, por más esfuerzos que realice la madre, asegura la Directora del Instituto de la Familia, Luz Marina Cortázar, quien es psicóloga clínica y terapeuta familiar.

Y es que según afirma, al ser los niños los grandes imitadores, las figuras parentales, en este caso la que ejerce el padre específicamente, es la que les va a enseñar cómo funciona el mundo, la sociedad y su entorno: “por eso el rol que juegue el padre tiene que ser bien desempeñado”.

En el caso particular de las niñas, su influencia es, en palabras de la especialista, tremenda, cuando le toque tener relaciones de pareja y aún más, elegir su posible compañero de vida.  “La función del padre es la visión que ella (la niña) va a tener de lo que debe ser el papel del padre en sus relaciones futuras. A partir de ese modelo, elegirá a una pareja que tendrá, por mucho, que ver con lo que hizo su padre”, explica Cortázar.

Por supuesto, cuando alcance la etapa de la madurez, la hija puede hacer sus propias elecciones del modelo que quiere como hombre. Pero durante el periodo de desarrollo, la visión que tenga del mundo será en proporción justa a lo que fue su padre, asegura la especialista.

 

De la ausencia y las disfunciones

No es un secreto para nadie que en las familias hay dificultades. Y que en algunas, el padre, sustentado en la tesis de la autoridad, utiliza la violencia o se maneja erróneamente en su función. La psicóloga advierte que eso crea una carencia afectiva en los hijos, y en su propio desarrollo: “que más adelante puede manifestarse en diferente maneras; podrían ser personas con una autoestima lesionada, con dificultades para relacionarse. Si el padre es violento hay dos posibilidades: utilizaría la violencia para ella manejarse, defenderse, o dos: permitiría que los hombres la violenten.

En el caso de la que, por el contrario, el padre no esté presente, su crecimiento como persona estará basado en esas ausencias y tendrá la tendencia de imitar a otras figuras como un abuelo o tío, para llenar ese vacío. Si la joven crece con esa carencia afectiva, puede buscar en sus relaciones de parejas, personas que funcionen como padres. Su carácter hacia ellos suelen ser dominantes, le ordenan qué hacer o cómo tienen que actuar: ella está buscando un padre de forma inconsciente, lo que no va a funcionar, porque las relaciones tienen que ser de igual a igual, haciendo un camino juntos”, señala Luz Marina Cortázar. Por esta razón recomiendan que la madre elija a una persona que pueda aportar y dar apoyo como figura parental y así la niña tenga ese ejemplo a seguir.

El cuadro puede ser peor. En el caso de que el hombre no ceda ante las exigencias de su pareja que quiere que él actúe como padre y le supla esas necesidades de las que careció, ella desencadena frustración, se vuelve insuficiente y dependiente emocionalmente, afirma la especialista, que tiene una maestría en terapia sexual y de pareja.

Esta afirmación se corresponde a los que considera Aquilino Polaino Lorente, psiquiatra y académico de la Universidad Complutense de Madrid, sobre que el infantilismo y la inmadurez crónica son las consecuencias directas de la falta de padre.

¿Cómo debe actuar el padre?

El padre no puede olvidar que su imagen es la que desarrolla la confianza en sí mismo a los hijos, “elemento clave en el que se apoya toda su autoestima”, especifica Polaino Lorente. A partir de esa visión, como sugiere la psicóloga Luz Marina, el padre debe aceptar a sus hijos tal y como son, sin querer cambiarlos. Respetarlos como seres humanos y teniendo una autoridad bien manifestada. Eso significa no ser agresivos u autoritarios de manera agresiva “esa no es la forma”, aclara.

Si entiende que deben aplicar la disciplina, pero en base del amor, el respeto mutuo y la diversión. En ese tenor, el académico de la Complutense dice que esa exigencia amorosa del padre, hace que el hijo descubra puede hacer más de lo que cree, lo que al mismo tiempo lo hace sentir valioso/a. 

José Moreno Millán, psicopedagogo y orientador familiar, sostiene que la presencia del padre, la comunicación y el tiempo que les dedica a sus hijos para jugar con ellos, es vital  para la construcción de su aparato psíquico y el desarrollo de su autoestima.

En el caso particular de las niñas, Cortázar entiende que es muy importante que el padre la valide como mujer: “eso va a ser que la niña crezca con todos sus valores y con una autoestima alta que no va a permitir que otros hombres la lastimen y la agredan”.  

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