Un trabajo periodístico que provoca

El matutino Hoy, en su edición de ayer domingo, da cuenta en un acucioso trabajo de Odalis Mejía, en un reportaje, como Informe Especial, de la grave situación del agua para riego en Constanza. Aunque en él se vierten conceptos que…

El matutino Hoy, en su edición de ayer domingo, da cuenta en un acucioso trabajo de Odalis Mejía, en un reportaje, como Informe Especial, de la grave situación del agua para riego en Constanza.

Aunque en él se vierten conceptos que no comparto, como que la agricultura de montaña es consecuencia de la falta de agua en el valle y que realmente obedece a otras razones, me luce una valiente denuncia pública, de un creciente y grave problema.

La forma indiscriminada y caótica como los explotadores de los recursos hídricos destruyen los ambientes naturales donde se genera el agua, desnaturalizan y alteran sin criterio alguno, sin que los encargados de protegerlos, se den por enterados. Hace muchos años denuncié con fotografías, el crimen del desmonte del nacimiento del río Sonador y resultó que ante quien lo hice era quien había “autorizado” a deforestar a su antojo, la propia “cabecera” del mencionado río.

Fuegos provocados, completaron más tarde el drama.
Comunidades de la zona de Tireo padecen hoy el desequilibrio de una población creciente con demanda de agua en aumento, versus unas fuentes hídricas degradadas y ya insuficientes. La presa de Pinalito carece del agua que existía cuando se diseñó y genera más pena que electricidad, su escuálido embalse que no permite “turbinar” sin interrupción, porque le falta agua.

Tampoco se completó el proceso de reforestación que se suponía parte de la obra. La necesidad de terrenos de cultivo, lleva a creer que todo predio es cultivable, al margen de su ángulo de inclinación, pero los daños ocasionados en el intento, tienen consecuencias nefastas.

No se trata sólo de deforestación simple, sino de la degradación de terrenos que pierden su capa cultivable, en indetenible erosión. El artículo de referencia, debiera provocar estudios sobre las condiciones actuales del agua como recurso, detener el acelerado proceso degenerativo, revertir daños, lograr identificación y participación masiva de la población.

Constanza ha estado retrasada en sus procesos de detener daños ecológicos y más aún en la reforestación y restauración de los bosques naturales que la circundan, a pesar de ser su principal atractivo, como complemento de su paradisiaca temperatura. Existe apatía generalizada y muy poca actitud de colaboración, con quienes ha emprendido como Quijotes, proyectos de rescate.

Es una “ojadra” muy grande para tragársela solo y se precisa que el Estado haga lo que le corresponde y cree la sinergia necesaria para lograr un respaldo entusiasta en sus acciones de reordenamiento y rescate, cosa que sólo conseguirá cuando la población sienta el fin de las acciones sin sanción, de quienes, apoyados en el poder del momento, han destruido o explotado en su favor, recursos que pertenecen a todos.

Se cumplen, desgraciadamente, los vaticinios que Enrique Armenteros hizo hace más de 20 años de no detener entonces, el desorden ecológico. l

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