“Los dominicanos no se estresan”, me han observado amistades extranjeras. Bogotanos, cubanos, europeos, nacionales del Caribe angloparlante que conocen Santo Domingo, coinciden en notar que mayormente nos conducimos relajados, aunque nuestro caótico acontecer justificaría acopiar crispación. Ciertamente, hay rasgos de las nacionalidades que sobresalen. Los dominicanos acusamos característica distensión, positivamente. Una máxima de Francois de La Rochefoucauld, intelectual francés del siglo XVII, dice: “Cuando no somos capaces de encontrar tranquilidad dentro de nosotros, es inútil buscarla en cualquier sitio”. Tener paz personal no está en una vida llena de bienestar, sino en ser capaces de experimentarla si reina el malestar.
Tranquilidad
“Los dominicanos no se estresan”, me han observado amistades extranjeras. Bogotanos, cubanos, europeos, nacionales del Caribe angloparlante que conocen Santo Domingo, coinciden en notar que mayormente nos conducimos relajados, aunque nuestro caótico&