El triste toque de los palos o atabales

Los palos o atabales es un ritmo importante en la historia cultural dominicana, cuyo origen se encuentra en las más de 30 tribus africanas que se asentaron en esta parte de la isla, según explica el cantautor y folclorista, Roldán Mármol.

Los palos o atabales es un ritmo importante en la historia cultural dominicana, cuyo origen se encuentra en las más de 30 tribus africanas que se asentaron en esta parte de la isla, según explica el cantautor y folclorista, Roldán Mármol.
Aunque su época de mayor auge transcurrió a finales de los años 90, es una tradición que ha ido descendiendo y que carece de valor comercial actualmente, pero que todavía se aferra a la cultura e historia para mantenerse viva.

De acuerdo con declaraciones de Roldán a elCaribe, los palos o atabales, a nivel comercial, tienen mucha debilidad; él se lo atribuye, además, a la falta de una política cultural gubernamental que posibilite la valorización e integración de los palos como manifestación folclórica.

“También tienen que ver con el nivel de aceptación de la parte de la cultura negra dominicana, que sucede no solo con los atabales, sino con muchos otros ritmos del folclor dominicano. El apoyo que ha habido ha sido algo parcial, porque nace solo de algunas comunidades donde se practica, pero necesita de una política que sea abarcadora, integradora y, además, con una buena inversión económica”. Roldan se refiere a las manifestaciones de palos o atabales que tienen mayor presencia en lugares como Villa Mella, Los Mina, Los Guaricanos, La Victoria, Sabana Perdida, Arroyo Manzano, San Cristóbal, Baní, San Juan de la Maguana, Azua, Barahona, Bayaguana, Monte Plata, Yamasá, Sabana Grande de Boyá, San Francisco de Macorís, Santiago, Navarrete, Dajabón, El Seibo, Hato Mayor, Herrera, Gualey, Mendoza y Capotillo, cada región con un estilo propio.

Los grupos están congregados en lo que se conocen como cofradías o hermandades, como son el grupo Raíces de Julián Guillén, Enerolisa Núñez y Mata los Indios de Villa Mella; Grupo Yogo Yogo, de San Cristóbal, Guillo Mercedes, de El Seibo, en cuyo nombre se está levantando una escuela de atabales, Mercedes Cuevas y Grupo Los Paleros de Nigua, entre otros.

Las agrupaciones Atabales Yogo Yogo, con 26 años de fundación, y Enerolisa y Mata Los Indios de Villa Mella, con 24 años, se refirieron a la creencia que muchas personas tienen sobre los palos y los gastos en los que deben incurrir para continuar vigentes.

“Mantener un grupo de palos en esta época es bien difícil porque este tipo de música es un poco denigrada y menospreciada. Donde se habla de esto lo que piensan es en hechicería, brujería, santería, adoraciones y creencias, pero no le ven el lado cultural y positivo en la historia y nuestros ancestros. No debemos dejar que muera. Es cierto que está muy asociado, pero no necesariamente es el propósito”, explicó Francisco Soto, director y fundador de Yogo Yogo.

Para Jenny Núñez, hija y segunda voz de Enerolisa, las cofradías tienen que sacrificarse y hacer mucho esfuerzo para no desaparecer porque deben invertir mucho dinero. “Buscamos ayuda y patrocinio, porque hasta cien mil pesos se va en eso y prácticamente no tenemos ayuda. Hay que incurrir en gastos de tocadores, vestuarios, refrigerios, transporte, etc.”, puntualizó.

Soto explicó que los paleros, en ocasiones, tocan gratis y que, particularmente su agrupación, ha cobrado hasta 60,000 pesos, pero que las cotizaciones se determinan según el tipo de actividad, horario y lugar.

De generación en generación

Edis Sánchez, director de la Dirección Nacional de Folklore, dependencia del Ministerio de Cultura, destacó que son principalmente las comunidades hereditarias de los palos o atabales las que han mantenido viva esta manifestación. Algunas de las actividades que dijo se realizan con la presentación de fiesta de palos son el Festival de Atabales de Sainaguá, en San Cristóbal, el único festival que ha sobrevivido de los que se crearon en la década de los 70. Éste se realiza todos los años en el último fin de semana de noviembre y reúne más de 30 grupos originales. También, el Festival de Atabales de Santiago, celebrado en los tiempos del Patrón Santiago, Festival de Barahona Palo Sur y Festival de la cultura cimarrona de Yamasá.

Sánchez detalló que los palos son una práctica con mucho arraigo en una tradición ligada a promesas espirituales y religiosas de familias que no las pueden dejar de hacer, porque se corresponden con la memoria de algún ser querido que tenía el compromiso, o promesa de realizar esta práctica y de esta forma le dan continuidad evitando que desaparezca.

“No puede desaparecer. Como cualquier otra expresión de muestra cultura, son parte importante de nuestra identidad y si lo perdemos es un elemento menos para diferenciarnos y eso nos resta sentido de pertenencia”, manifestó Sánchez.
Roldán Mármol, también explica que hay aportes de estas tradiciones que se están perdiendo de manera acelerada por la falta de estímulo existente en la sociedad actual, pero, sin embargo, sigue siendo, entre las manifestaciones folclóricas, la más practicada y de mayor presencia.

“No tuviéramos una bachata ni un merengue si no existiera esa tradición cultural; todo el tema que tenemos hoy día, con las nuevas generaciones, los temas que se están dando en los barrios, tienen que ver con el mismo desconocimiento de nuestras raíces”, concluyó Roldán

Un género que puede ser comercial

Para el merenguero Kinito Méndez, quien a finales de los 90 grabó una producción de 12 temas, titulada “A palo limpio”, con la cual hoy día aún ameniza sus fiestas, entiende que la poca difusión se debe a que los palos es un concepto popularizado generalmente en los campos y no se presentan constantemente, quizás por el factor económico y de gastos que representa.

Explicó que pese a que los tiempos han cambiado, los atabales no van a desaparecer, aun cuando el único artista popular dominicano que se ha interesado en esta manifestación folclórica es él, sin mirar el aspecto religioso, sino su relevancia como expresión cultural. “Yo entiendo que si mezclas los atabales con los sonidos de moda de hoy se pueden hacer cosas interesantes como fusiones con palos, porque una de las cosas buenas que tienen es el sabor y el buen ritmo”, sostuvo.

Kinito Méndez
“Los palos es una música cultural a la que nadie le ponía la mano. Yo soy el único merenguero que lo ha hecho”.

Yogo Yogo
“Donde se habla de atabales, piensan en hechicería, brujería, santería, adoraciones y creencias, pero no le ven el lado cultural”.

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