Una actitud y una acción constructiva

Uno de los problemas más grave que tienen algunos municipios y ciudades del país, es la escasa participación de sus conciudadanos. En general, se puede hablar de apatía para involucrarse en acciones que requieren voluntarismo y solidaridad.A veces se

Uno de los problemas más grave que tienen algunos municipios y ciudades del país, es la escasa participación de sus conciudadanos. En general, se puede hablar de apatía para involucrarse en acciones que requieren voluntarismo y solidaridad.

A veces se apela a la consabida queja de que los municipios o los gobiernos nacionales no hacen lo suficiente por los pueblos, pero escasamente vemos iniciativas comunitarias organizadas para lograr objetivos de servicio público. Esa falta de gestión comunitaria o ciudadana, o de los entes productivos, se origina en el escaso desarrollo del liderazgo local, empresarial o social.

Hay ciudades o municipios que sin embargo han roto esa actitud pesarosa. Un ejemplo es Santiago. Una ciudad cabecera de la provincia que ha visto crecer una fuerza empresarial que se constituye en referente de liderazgo empresarial, social  y comunitario.

Santiago tiene dolientes. Esos dolientes no son sólo los llamados a ejercer determinadas responsabilidades derivadas de una función pública, sea del gobierno nacional o municipal, sino de una fuerza social que ama el sitio y el entorno donde desarrollan sus actividades.

No es el caso de otras grandes ciudades, donde los cabildos y pobladores padecen la falta de acompañamiento de un liderazgo local. Y ni hablar de comunidades más pequeñas o intermedias, donde ni siquiera existen agentes sociales o empresariales que vean un poco más allá de sus negocios particulares.

Por todo ello, reconocemos a la Fundación Estrella, Fundación García Almánzar, Fundación Federico Carlos Álvarez, a la Fundación Manuel Arsenio Ureña y Camelia, Fundación  Madre y Maestra, a la Sinergy Foundation, Fuentes Family Foundation y a la Fundación Jorge García. Todos se pusieron de acuerdo para recuperar y relanzar el Centro Cultural Domínico-Americano de Santiago, con una inversión de no menos de 30 millones de pesos.

El apoyo de la embajada de Estados Unidos ha sido también importante. El Centro Franklin materializó la donación de una biblioteca que será clave para el desarrollo de la enseñanza de inglés y de los demás programas que estimularán a la gente de Santiago a emprender nuevos senderos de conocimiento para participar en el mercado laboral y en el mejoramiento de sus vidas.

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