Una campaña infame e infructuosa

Solo la insidia y el deliberado propósito de perjudicarlo política y personalmente, pueden explicar que sectores oscuros de la vida nacional se hayan valido de un convicto del narcotráfico para cuestionar al ex presidente Leonel Fernández.

Solo la insidia y el deliberado propósito de perjudicarlo política y personalmente, pueden explicar que sectores oscuros de la vida nacional se hayan valido de un convicto del narcotráfico para cuestionar al ex presidente Leonel Fernández.

Las infamias proferidas por ese personaje del bajo mundo contra el líder del Partido de la Liberación Dominicana, tienen el claro propósito de crear dificultades a quien se perfila como el candidato presidencial del partido morado y presidente del país a partir de agosto de 2016.

Se trata de una nueva campaña de descrédito que, desde que entregó la presidencia a su compañero Danilo Medina, se ha montado –con pésimos resultados–contra el presidente Fernández, centrándose todas en infructuosos cuestionamientos a su moral, a su buen nombre y a su bien ganada imagen pública.

Nadie puede, en su sano juicio, imputar al expresidente Fernández la comisión personal de algún acto contrario a la ética pública y a la moral ciudadana, en el ejercicio de sus funciones o en su dilatada carrera política o vida privada. Todo lo contrario: su paso por el poder ha estado marcado por un incansable trabajo a favor de los dominicanos más vulnerables, por un manejo escrupuloso de las cuentas a su cargo y por la humildad que caracteriza a muchos de los grandes protagonistas de la historia.

Antes que amasar una fortuna personal –asociada siempre a la compra de bienes de todo tipo, a las labores empresariales o a la disposición de grandes capitales- el político más exitoso de los últimos veinte años de vida democrática dominicana, ha dedicado gran parte de sus energías a fomentar la discusión de los principales problemas nacionales e internacionales, así como a contribuir -a través de las dos instituciones académicas y de pensamiento que dirige-, a elevar los niveles de educación de las nuevas generaciones.

Lo que esta infame campaña de descrédito revela es que el debate público nacional ha descendido a su más baja cota, pues valerse de alguien que se identifica como un narcotraficante, para intentar dañar la carrera política de un exgobernante y virtual candidato presidencial, es no reparar en los límites que un ejercicio ético de la política impone a todos los que participamos de las lides democráticas.

Todo apunta a que Leonel Fernández será el candidato presidencial del PLD. Y más aún: que es preferido por la inmensa mayoría de los dominicanos, para volver a dirigir los destinos nacionales. Y eso, y no otra cosa, es lo que explica la despiadada, pero felizmente ineficaz, campaña de descrédito montada en su contra.

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