Boston tuvo una crisis en su camerino que le afectó bastante al término de un 2011 que debe ser para el olvido dentro de su fanaticada.
Es el primer conjunto en la historia que pierde una ventaja de nueve partidos en la cima de su división en el último mes de la contienda regular, llámese septiembre, para quedarse fuera de la postemporada.
Eso duele. Máxime si el talento estaba ahí para llegar mucho más lejos que cualquiera de los que avanzaron al baile de octubre.
Bobby Valentine no es un dechado de virtudes en lo que a dirigencia se refiere. Ni mucho menos.
Aun así, bien puede ser lo que en el momento se necesita en la cueva de Boston, que lucía acéfala en 2011 con un Terry Francona que perdió terreno ante unos peloteros que, según reportes confirmados, se distraían entre unos tragos y opíparas rondas de alimento nada más y nada menos que en el camerino y en horas no adecuadas.
Ese camerino vivía en disturbio.
Francona pagó por ello. Ya no pueden tomar. Y se hace un mayor énfasis en el acondicionamiento físico que andaba como el viento: sin dirección. Prueba de ello fueron muchas lesiones de índole infantil y varios jugadores que no estaban en forma para el reto del trayecto final de la estación.
Basta con ver lo difícil que era para un abridor de Boston completar cinco o seis entradas en septiembre para atisbar un mal de fondo en la preparación.
Ahí está Valentine, que siempre habla de su paso por la pelota invernal criolla, imponiendo disciplina, su punto fuerte.
Se puede decir que con su llegada, como dicen unas décimas de principios del siglo pasado que don Lorenzo Pujols recita de vez en cuando, “se acabó la ñoñería”.
Apunte esto
Albert Pujols se fue de 3-2 en su debut con Anaheim en la pretemporada… Manny Ramírez bateó de 3-0 para Oakland, en ese mismo partido… Lenny Dysktra fue sentenciado a tres años de cárcel… Saludos para mi hermano José Pacheco Belliard, que se gozó la victoria de los Lakers el domingo al igual que Ariel Mancebo.
