Vigilar a los políticos

La Asociación de Industrias de República Dominicana (AIRD) es la organización empresarial más sólida del país. Su importancia económico-social y la de los empresarios que la han dirigido, la colocan desde s

La Asociación de Industrias de República Dominicana (AIRD) es la organización empresarial más sólida del país. Su importancia económico-social y la de los empresarios que la han dirigido, la colocan desde su fundación en una privilegiada posición de influencia y liderazgo.La pasada semana nos mostró su capacidad de iniciativas convocando a los candidatos presidenciales de los  dos partidos mayoritarios a un debate indirecto, sobre sus propuestas para la industria y la economía.

Esta interesante experiencia crea la ocasión para preguntarnos: ¿Para qué sirven las propuestas que nos hacen los aspirantes y sus partidos en tiempo de campaña? ¿Ellos las hacen porque una parte pequeña de la sociedad lo pide, o porque tienen vocación de compromiso?

 Es un error pensar solo en las ofertas que se registran en documentos y discursos formales, porque los candidatos recorren el país haciendo compromisos en cada comunidad; pero esas no trascienden mas allá del lugar en que se hacen y nadie las registra.

 Siendo autocríticos saquemos cuenta de cuantas veces hemos abierto el programa de gobierno que distribuyó el PLD en las elecciones de los años 2004 y 2008. Para dar seguimiento y como prueba de la importancia que damos a esos compromisos políticos.

El reclamo por los programas y la política basada en propuestas parece cuestión de poses. Los políticos ofrecen porque nosotros esperamos algo, pero al mismo tiempo no creemos en sus promesas, y como los políticos saben que pedimos pero no creemos, y lo que es peor, olvidamos, ellos también olvidan y las promesas van al zafacón. Así terminamos convirtiendo los programas y propuestas en algo así como esos botones que se usan de adornos en la ropa porque no abotonan nada. ¿Quién registra las propuestas? ¿Quién le da seguimiento? ¿Quién verifica que se cumplan? ¿Por qué las aceptamos como adornos de campaña? Debemos pensar que si renunciamos al compromiso ciudadano de vigilar lo que dicen y hacen los políticos, nos convertimos en cómplices pasivos de su desmemoria programática. ¿Qué hacer? Pasar del reclamo, al siguiente escalón que es vigilar que se cumpla el compromiso.

La AIRD, que ya tomó la iniciativa, podría seguir dando ejemplo con el siguiente paso que tiene dos momentos: primero, registrar el compromiso en el ámbito de lo económico y del sector industrial; y segundo, monitorear las políticas y acciones del ganador, y periódicamente hacer una evaluación y reporte formal comparando las acciones con la promesa.

Ofrecería a la sociedad un índice de seriedad política, estrategia que no garantiza nada, pero sería un gran aporte al desarrollo político y daría ejemplo a las demás organizaciones.

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