Por el título, el lector llegaría a sospechar que se encuentra ante una obra que refiere hazañas policíacas propias de las novelas del género, cargadas de experiencias sobre sórdidas investigaciones criminales, o de las peripecias que deben vivir muchas veces los hombres de uniforme para sobrevivir en medio de “ganchos” y zancadillas.
Lo cierto es que en el anecdotario de Sobre el filo de la navaja: vivencias de un Policía, de la autoría del general (r) Ramón Alcides Rodríguez Arias, se plasma el tránsito de dominicanidad, desde su autarquía rural al urbanismo globalizante, con todas sus consecuencias morales y sociales.
Desde el joven estudiante oriundo de Licey al Medio, Santiago, que llega a la Capital en 1959, en las postrimerías de la dictadura, ingresa a la Policía Nacional, y así continúa sus estudios para titularse en la carrera de Derecho, hasta el mayor general que asciende a la jefatura de la institución, sin enterarse de quién lo recomendó ante el Presidente de la República, el libro recoge experiencias que al contarse sirven a los nuevos integrantes del organismo y al ciudadano común que vive a diario “sobre el filo de la navaja”.
Con prólogo del veterano periodista Ubi Rivas, quien resalta el papel jugado por oficiales que como Rodríguez Arias, fueron como él voceros de la Policía en tiempos difíciles, la obra rinde también honor a la expresión martiana de que “honrar honra”. De ahí que se vea tan oportuna mención de ex relacionistas públicos como José Rijo, Eulogio Benito Monción Leonardo, Antonio los Santos Almarante, Francisco Gerónimo Graciano de los Santos, Bolívar Belliard Sarubbi y Juan Ramón de la Cruz Martínez.
Pero la honra mayor la dirige el autor a sus progenitores, a cuya orientación atribuye sus éxitos, como policía y padre que deja un legado a la sociedad. Un libro poco común, de quien pasó 37 años en la Policía conservando su identidad.
