Profamilia: “El país no tiene políticas de educación sexual”

La disfunción con que desde los años 60 se ha abordado la educación sexual tiene su culpable: “el sector conservador”, que promueve el sexo desde la reproducción, sin tomar el elemento erótico. Así lo planteó Fernando de la…

La disfunción con que desde los años 60 se ha abordado la educación sexual tiene su culpable: “el sector conservador”, que promueve el sexo desde la reproducción, sin tomar el elemento erótico.

Así lo planteó Fernando de la Rosa, encargado de educación de Pro Bienestar de la Familia (Profamilia), en una entrevista que concedió a elCaribe. Profamilia es una de las primeras instituciones que se establecieron en el país (1966) para tratar la sexualidad. En su afán por cambiar la forma en cómo abordar el tema, se ha dado a conocer como una entidad que habla sobre sexo sin tabúes

¿Tienen una visión política sobre el cómo se ha abordado la sexualidad en el país?
Es interesante observar la educación sexual como un informe político, porque lo tiene. No se trata de la lucha de las personas que creemos que la sexualidad debe ser vivida plenamente. Es una posición política, porque se trata de la prevalencia de una cultura sexual demonizada en el que “eso no se toca”, “de eso no se habla”, aunque se practique las 24 horas del día, pero debe ser comprimida al puro aspecto reproductivo. El embarazo en adolescente se da en todas las clases sociales, pero el impacto es severo en los sectores con mayor necesidad y esto tiene un severo impacto en el nivel educativo, psicológico y económico, porque esta joven termina participando de la superpoblación obrero relativa, esa masa de gente sin empleo ni calificación que las empresas utilizan y desechan a voluntad con salarios deprimidos.

¿Podríamos decir que el sector empleador resulta beneficiado de la falta de educación sexual?
Lo que sabemos es que una sociedad bien informada y educada está en mejores condiciones de reclamar mejoras sustanciales. Donde se han introducido fuertes programas de educación con fuertes inversiones del sistema educativo y programas integrales de educación sexual el desarrollo ciudadano de las personas ha sido consistente. Se trata también de desarrollar sujetos que puedan demandar el cumplimiento de la Constitución, leyes y derechos. Que sean personas que puedan tener claridad sobre cuáles son sus derecho y sus deberes y actuar en consecuencia. ¿A quién le conviene la actual situación de ignorancia en materia de educación sexual? No educar es una forma de educar en materia sexual.

¿Por qué la falta de orientación sexual multiplica la pobreza?
A niveles más bajos de educación de los padres se suele asociar una menor preocupación por la escolaridad de los hijos. La gran desigualdad social que existe en el país, en el que un sector disfruta de todos los beneficios del progreso y hay una población absolutamente despojada, entonces estas familias apuestan a soluciones no educativas. Piensan que quizás trabajando de manera temprana, el niño pueda colaborar en la casa e incluso se analizan prácticas comunes en la comunidad, como el narcotráfico, que pueden ser más productivas que las escuelas. Hay una serie de abordajes que se hacen desde los sectores más empobrecidos, por la condición en que viven, en el que la apuesta por otras salidas se hace presente. Con esto no quiero decir que sea generalizado.

Desde los años 60 se ha venido hablando de la educación sexual, pero seguimos teniendo una alta tasa de maternidad en adolescente, ¿qué hace falta?
Faltan políticas públicas. No hemos tenidos políticas públicas comprensivas sobre la importancia de desarrollar programas de educación que integren la sexualidad en las escuelas. Y hay algo detrás. La no existencia de políticas públicas es una política pública, que ha sido manejada por los sectores conservadores de nuestra sociedad, que entienden que el desarrollo de estos programas provocarían eventualmente la pérdida del control sobre la vida sexual de las personas.

¿Cuando habla de los “conservadores”, se refiere a la Iglesia?
Me refiero, entre otros elementos, a las iglesias porque ese sector tiene un componente pararreligioso que se mueve en otras áreas. Es un tinglado más complejo en el que esos sectores estiman que la educación sexual no es necesaria o que la educación sexual que ellos imparten, que es la ausencia de la educación sexual, es la mejor forma de educación sexual.

¿Ese sector abordará programas que sugieren abstenerse y esperar, pero es radical decir que no existe la educación sexual?
La preocupación de ese sector es control de la cultura sexual, la cultura en general, la política, social, económica. Ese sector se considera responsable de controlar la cultura sexual y como es el guardián de la estructura cultural, también lo es de la estructura económica. Frente al caos sexual generado por el control de la cultura se han visto obligados a establecer estrategias absurdas. Una de ellas es comparar los seres humanos con frutas y decir “espera como el mango que esté maduro”. Esa estrategia no es que no sea importante en el marco de otras concertadas, sino que ella sola únicamente despoja a la sexualidad de elementos que le son propios. Los jóvenes no asimilan ninguna de estas estrategias como válidas para la experiencia que están necesitando vivir y que ya están viviendo. Eso le vale madre a los muchachos de los barrios.

¿Qué debe tomarse en cuenta para crear un nuevo enfoque de la educación sexual?
El abordaje integral de la vida sexual y de la educación sexual desde la perspectiva de los y las adolescentes, de su etapa de desarrollo, de su condición como sujeto de derecho, de sus necesidades sexuales… Son muchos componentes que tenemos que agregar a las estrategias para concertar un programa de educación integral de la sexualidad que abarque plenamente las necesidades de la juventud dominicana, desde sus propias viviendas. No puedes armarles estrategias sin tomar en cuenta el contexto en donde se encuentran.

¿Qué propone Profamilia?
Proponemos que se logre concertar un poderoso programa de educación sexual en el sistema educativo que incluya a las comunidades, las familias, organizaciones sociales y civiles y los medios de comunicación. Creemos en una política pública sexual sobre la base de los parámetros, en sus componentes afectivo, salud, derecho, reproducción, que vea a los jóvenes en su integralidad y su contexto de pobreza extrema, de marginalidad. Tienes que abordar otros componentes asociados a padillerismo, delincuencia, drogadicción, autoestima, estilos y planes de vida. Un programa concertado con estas características puede contribuir con que estos jóvenes desarrollen sus propias potencialidades y promover resiliencia, porque ellos, todos los días, está demostrado que son capaces, porque de la marginalidad salen también extraordinarios líderes comunitarios y profesionales valiosísimos.l

Resiliencia
De la marginalidad salen también extraordinarios líderes comunitarios y profesionales valiosísimos”

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La no existencia de políticas públicas es una política pública que ha sido manejada por los sectores conservadores ”

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