Toxicidades y dependencias

Señor director. Cuando estamos alegres y tenemos motivos para celebrar, si estamos solos, somos moderados en la cantidad de bebida alcohólica, bebemos menos que cuando estamos en soledad amargados y deprimidos, a menos, claro está, que estemos en una fiesta o compartiendo con un grupo de amigos por muchas horas en un ambiente festivo.

Los buenos momentos o buenas noticias que se celebran a solas, nos demandan prudencia, los malos momentos y las malas noticias que recibimos estando a solas, lo pasamos muy mal y muchas veces nos excedemos en las bebidas alcohólicas, como si estas fueran un antídoto para las amarguras.

Esta última tendencia es una especie de toxicidad, ya que abusamos o nos aferramos a estilos de vida dañinos. Las cosas, por dañinas que sean, en pequeñas dosis no resultan tan dañinas, es por eso que la moderación y la prudencia son esenciales en la vida y en nuestra manera de manejar los problemas y las emociones.

Hay un dicho que reza así: “Una borrachera al año no hace daño”, pero una al mes ya es de revisar, y ni que decir de una a la semana, ya es altamente preocupante y tiende a convertirse muy pronto en una borrachera diaria, o lo que es lo mismo, en alcoholismo y con esto todas las nocivas consecuencias que depara.

Por otro lado, cuando padecemos dependencias emocionales y baja autoestima, somos victimas de estas tendencias dañinas también, le hacemos un gran espacio en nuestra vida a esas actitudes nocivas, ya sean adictivas de tipo alimenticio (como las drogas, el alcohol, la gula…), o emotivas de tipo patético y lastimero (victimizándonos y quejándonos constantemente) generando consecuentemente una continua y preocupante depresión, que termina creándonos mas dependencias, como las de los fármacos, que a la larga, nos hacen colapsar todo el sistema inmune del cuerpo, pues palean unas dolencias, pero causan otras tan graves o mas que las iniciales.

Sabemos que existen sustancias toxicas, que son dañinas unas en mayor grado que otras para el cuerpo, de la misma forma, existen actitudes o dependencias emocionales que son dañinas unas en mayor grado que otras para el alma. Como humanos o especie en evolución, cometemos equivocaciones que a la larga o la corta repercuten en el cuerpo (como enfermedades), y en el alma (como desequilibrio energético), produciendo un retroceso en nuestra transformación evolutiva, o sea, en el acoplamiento de las energías invisibles y las palpables.

La vida es una caja de sorpresas que se abre y se cierra constantemente, trae regalos esperados e inesperados, dependerá de cada uno como acepta esos regalos; con alegría, con dejadez, o con enfado.

Tratemos de limpiar nuestro entorno energético y nuestra aura, eliminemos las actitudes tóxicas y las dependencias emocionales, sabemos como hacerlo, cuesta lograrlo, pero se consigue saliendo de nuestra zona de confort y liberando nuestros miedos, desintoxicándonos física y mentalmente, liberando todas las dependencias, tanto las adictivas, como las emotivas, que siempre justificamos y nos duele tanto dejarlas.

Idalia Harolina Payano Tolentino
colaboradora

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