La generación post Rafael Leonidas Trujillo, régimen dictatorial, alguna vez escuchó que durante esa era “podía dormirse con puertas abiertas” porque no existía delincuencia común. Curiosamente, la pandemia del covid-19 me hizo vivir eso. Por un olvido, en abril pasado una puerta de acceso a mi vivienda desde la calle, quedó abierta, de par en par toda una noche. Perfecta oportunidad para rateros, muy abundantes y activos en el sector. Cuando en la mañana advertimos lo sucedido, suspiramos de alivio. No penetraron intrusos (de haber ocurrido la alarma hubiera sonado), lo cual atribuimos al “toque de queda” vigente (8:00 pm-6:00pm). La restricción de la movilidad (algo frecuente en dictaduras) debido a la pandemia nos salvó. Bueno, al menos un episodio ameno en medio de todo. l

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