En el Día Mundial del Turismo, el cambio climático amenaza dañar tu viaje
En el Día Mundial del Turismo, el cambio climático amenaza dañar tu viaje

Los viajeros y el sector del turismo mundial se encontraron con muchas sorpresas climáticas este verano, desde incendios forestales en Europa a una inusual actividad de tormentas en el Caribe. De hecho, fue el verano más caluroso registrado en la historia del planeta, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.

«Los días caninos del verano no son solo ladridos, sino que muerden”, dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres, en una declaración preparada publicada el 6 de septiembre. «Nuestro planeta acaba de soportar una temporada de ebullición: el verano más caluroso jamás registrado. El colapso climático ha comenzado.»

Con este panorama de cambios en los patrones climáticos surgen las interrogantes sobre dónde, cuándo, cómo afectará al turismo. Por ejemplo, ¿todavía tiene sentido visitar Europa en julio, a pesar de las altas temperaturas y las grandes multitudes? ¿Debería trasladarse la temporada «pico» de viajes a los meses más hospitalarios de otoño o primavera? O, con los períodos secos y las sequías, las olas de calor y el aumento del nivel del mar, ¿aumentará la vulnerabilidad de las instalaciones turísticas del Caribe -y las inversiones para cuidarlas- a mediano plazo?.

Los destinos turísticos están empezando a tomar nota (y a preocuparse) del precio que el cambio climático podría cobrarle a esta enorme industria.

Europa caliente (literalmente)

En el Día Mundial del Turismo, el cambio climático amenaza dañar tu viaje
La gente se refresca en una fuente frente al Panteón, en Roma, el sábado 19 de agosto de 2023, donde se esperaba que las temperaturas alcanzaran los 37 grados

Escaparse a la costa española para pasar el verano solía parecer un sueño. Este año se convirtió en una pesadilla para los viajeros del Mediterráneo. En la ciudad costera de Valencia, España, las temperaturas alcanzaron los 116 grados Fahrenheit en agosto, un récord. Esto se produjo en medio de las limitaciones impuestas por España al uso de aire acondicionado en espacios públicos, lo que dejó a los turistas sudando.

Es probable que estas tendencias empeoren, alejando a los viajeros de los atractivos destinos costeros de Europa, según un informe de julio del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea. Se espera que las regiones costeras del sur, como Grecia, Italia y España, experimenten una caída del turismo si las temperaturas siguen aumentando.

Por otro lado, los destinos más fríos del norte de Europa podrían atraer más turistas. Dinamarca, Francia y el Reino Unido podrían recibir más turistas debido al aumento de las temperaturas, según el informe.

nuestro Caribe vulnerable

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El huracán Fiona en septiembre de 2022 tocó tierra en Punta Cana, provocando deslizamientos de tierra que dañaron carreteras y cerraron centros turísticos

Más cerca de casa, los huracanes y los peligros relacionados con el clima parecen amenazar los destinos del Caribe y el sector turístico crítico de la región, lo que hace que la preparación y la mitigación sean “de suma importancia”, dijo Kenneth Bryan, presidente de la Organización de Turismo del Caribe (CTO).

Indicó que el cambio climático global nos advierte de los impactos relacionados en las naciones del Caribe, según TravelPulse. Manifestó que los períodos secos y las sequías, las olas de calor y el aumento del nivel del mar se combinan para «aumentar la vulnerabilidad de las instalaciones turísticas, muchas de las cuales están ubicadas en áreas costeras bajas».

Además, el directivo explicó que el aumento de la temperatura del mar contribuye a la decoloración de los corales y «la eventual mortalidad de este valioso recurso natural, que no solo es una atracción turística clave. También sirve como vivero esencial para evitar la disminución de las poblaciones de peces».

¿Una nueva «temporada de viajes»?

Los veranos son para las vacaciones; esa es una verdad tan universalmente reconocida que resulta casi evidente por sí misma. Las familias viajan mientras los niños no van a la escuela y los trabajadores de oficina huyen de vacaciones cuando el clima es ideal.

Sin embargo, a medida que los veranos continúan siendo cálidos en Europa y huracanados en el Caribe, estas vacaciones podrían dar paso a alternativas de “temporada intermedia” en los meses de primavera y otoño. En otras palabras, los turistas podrían cambiar cuándo (en lugar de dónde) visitan.

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Los cambios en las condiciones laborales flexibles, así como la demanda reprimida por la pandemia, también pueden contribuir al aumento de los viajes en temporada media. Sin embargo, a medida que más viajeros tomen nota de los cambios en los patrones climáticos, probablemente ajustarán sus itinerarios. Un clima cambiante afectará cómo y cuándo viajarán los turistas. 

El turismo contra el turismo

Finalmente, otro tema para tomar en cuenta: el turismo representa alrededor del 8% de las emisiones de carbono globales, según algunas estimaciones. Un solo vuelo transatlántico requeriría un acre de bosque para absorber sus emisiones de carbono. Aunque la industria aérea está compitiendo por reducir las emisiones, está muy por detrás de otros grandes emisores, como los vehículos de pasajeros, a la hora de realizar cambios significativos.

¿En qué afectaría esto a los usuarios de las aerolíneas? En que las compañías podrían reducir la cantidad de millas que vuelan, o los gobiernos pueden comenzar a imponer restricciones para reducir las emisiones.

Las 10 aerolíneas con mayor reducción de emisiones entre 2019 y 2022 en los mercados del largo, medio y corto radio. Fuente: iba insight

Por ejemplo, Francia ya ha prohibido los vuelos nacionales de corta distancia en rutas que ya cuentan con servicio ferroviario. Es decir, si los viajeros pueden llegar en menos de dos horas y media en tren, ya no podrán volar. Podrían aparecer prohibiciones similares en toda Europa a medida que los países se vuelvan más agresivos en la lucha contra el cambio climático.

Algunos defensores incluso han propuesto un impuesto a los viajeros frecuentes que aumenta con la cantidad de vuelos que realiza un viajero, un esfuerzo por frenar estas grandes huellas de carbono.

Ya sea que estas medidas u otras similares despeguen o no en los próximos años, una cosa está clara: los países que viven (vivimos) del turismo no debemos perder de vista estos temas y accionar temprano, en pro de la preservación, por muchas más décadas, de la industria.

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